A la literatura costumbrista no siempre le va bien. Ha sido un género que ha ido cayendo en desuso, así como la poesía ha ido perdiendo lectores.

El escritor Mario Emilio Pérez tiene un talento especial para el género costumbrista. Su facilidad para los diálogos, algo muy cercano a la literatura costumbrista de los años 20 y 30 del pasado siglo, lo convierten en una especie de sobreviviente a contrapelo de lo que ha sido el rumbo de la narrativa latinoamericana en los últimos 60 años.

Algo de Chéjov hay en la novela «El Subsecretario» que editara en el 2001 y cuya segunda edición se acaba de hacer realidad.

Leocadio Máximo González Morrobel, subsecretario de Estado de minas (aún no habían ministerios) trata de mantener contra viento y marea su puesto. Sin embargo, descubre que un director de departamento que es subalterno suyo tiene un poder e influencia mayor que él ante la secretaria. El final, es un golpe de suerte rocambolerssco donde los haya, pero para nada traído por los pelos.

La novela, escrita en un estilo transparente, no está exenta de ironía y sarcasmo, incluso de tintes de humor negro. Los personajes, bien delineados prácticamente a través de diálogos, se mueven en escenarios fácilmente imaginables. Hay pues en esa facilidad para el diálogo un uso para describir situaciones, estados de ánimo, locaciones y acciones.

Autor de más de una veintena de libros de relatos casi siempre de contenido humorístico, mas cinco novelas, Mario Emilio Pérez es para muchos, entre ellos el poeta, editor y exministro de Cultura José Rafael Lantigua, el mejor escritor de humor de la literatura dominicana.

Dos de sus obras Brincando por la vida y Más brincos por la vida, reproducidas en sistema Braile y cinta magnetofónica, descansan en los archivos de la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos de América.

La novela puede ser adquirida en Librería Cuesta.

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