Santiago. Las dificultades para comunicar a familiares que reclamen los cuerpos de parientes desaparecidos que son llevados a la morgue del Instituto Nacional de Ciencias Forenses, obligan a que muchas veces tengan que sepultarlos en fosas comunes.
Algunos cadáveres permanecen por semanas en un congelador, ocasionando un desborde de su capacidad. Hasta ayer tenían aproximadamente 20 cadáveres, algunos de nacionalidad haitiana que carecen de identificación. El caso más reciente y que amenaza con llevar a los tribunales al Inacif y hasta a la dirección el hospital regional José María Cabral y Báez, es el de Romer de Jesús Diloné, quien fallecido en un accidente de tránsito. Los familiares aseguran que fue sepultado en una fosa común, aunque una fuente de Inacif asegura era mantenido en dicho congelador de la morgue que opera en el cementerio municipal de El Ingenio.
Reclamo
Tras 15 días de intensa búsqueda en hospitales y hasta cuarteles, familiares Diloné supieron de su paradero al constatar que fue sepultado en una fosa común en dicho camposanto. Diloné, nativo del municipio de Jánico, falleció mientras estaba ingresado en el hospital Cabral y Báez, pero sus parientes nunca fueron notificados de su deceso. La fuente del Inacif asegura que el problema se generó debido a que en principio el centro de salud negaba que estuviera registrado allí.
Los parientes de Diloné, quienes acudieron a la dirección Cibao Central de la Policía Nacional, dicen que tomarán acciones legales y someterán a las autoridades del hospital. “A nosotros nos pusieron de relajo y nadie sabía dónde estaba el cuerpo de Romer”, apuntaron. Actualmente dos hombres de nacionalidad haitiana permanecen en la morgue aún sin identificar. Las víctimas de otras nacionalidades son reclamadas con mayor regularidad.
Los sepultan porque no son reclamados
Una gran parte de los que llegan allí son personas que se han accidentado, pero que carecen de documentos. La fuente del Inacif expresa que en el mes de diciembre esas estadísticas aumentaron por la cantidad de accidentes que se registran, lo que provoca que se desborde la capacidad para acoger a las víctimas mortales que no son reclamadas en un tiempo prudente.
