Los dominicanos celebraron con entusiasmo las fiestas de Navidad y de Año Nuevo. En general, durante todo ese tiempo, cientos, miles de familias utilizaron el período para reencontrarse y dar gracias por la vida, reafirmar valores, compartir y divertirse.
Hasta para los excesos hubo tiempo. En algunos sectores del Gran Santo Domingo la parranda de fin de año e inicio del 2018 se extendió hasta el amanecer. Esperamos que los saldos negativos no lastimen el entusiasmo de estos días.
Hoy es martes 2 de enero, las fiestas han terminado y debemos dar cara a la vida y retornar a nuestras obligaciones. Los muchachos deben empezar a recoger y ordenar libros y cuadernos, aunque aún les queden días para jugar. Y los mayores a enfocarse en los asuntos que son propios de sus responsabilidades habituales, personales o sociales.
Ya es tiempo de volver al trabajo, lo que es válido para todos, para quienes dirigen, administran o sirven al Estado y para quienes tienen roles de gestión en las empresas privadas y sus servidores. Lo mismo para aquellos que empujan la economía desde sus pequeñas iniciativas personales.
La República Dominicana tiene muchísimas tareas por delante y deben ser realizadas. Compromisos con los más disminuidos, por mejorarles las condiciones de vida mediante el buen uso de los recursos disponibles y evitar el derroche o la corrupción.
Las empresas y los trabajadores en general igual deben avanzar, de tal modo que puedan ser más competitivas frente a sus pares y especialmente ante las de otras latitudes, para alcanzar las metas deseadas, que son parte de la agenda nacional.
El mercado es duro para todos. La calificación tiene que ser la regla y sólo los mejores podrán resultar exitosos.
Trabajemos por el bien de la Nación. Las visiones y enfoques diferentes los discutimos al discurrir de los días. Ahora es tiempo de trabajar. 2018 es una nueva oportunidad para alcanzar los múltiples retos.
