El interés se impone a la ideología

Las posiciones políticas que algunos comunicadores pudiéramos asumir sobre determinada corriente o partido se puede entender como algo normal en nuestro medio, de hecho, la gente nos sigue por esas razones.

Las posiciones políticas que algunos comunicadores pudiéramos asumir sobre determinada corriente o partido se puede entender como algo normal en nuestro medio, de hecho, la gente nos sigue por esas razones.

Refiero el tema a propósito de un escrito  cargado de realidades retorcidas de un colega de la comunicación que inicia su escrito criticando el entorno de Leonel Fernández  para luego aterrizar en el exmandatario, tildándole de “extremista” y  de forma casi imperativa le advierte que si no se “entiende” (¿o quiso decir se arrodilla?) con Danilo, Leonel no será candidato presidencial en el 20.

Acusa a Fernández de modificar la Constitución con los mismos propósitos que lo hizo Danilo en el 2015. Este colega miente, cuando obvia un hecho histórico de gran trascendencia para la vida democrática de la República en la búsqueda de la aprobación de una Carta Magna que impulsaba un Estado democrático y social de derecho, no así de su modificación para quedarse él gobernando, se da el pacto de las corbatas azules, teniendo que acceder a la posición del PRD que era la de un solo período de cuatro años y por tanto rechazando la reelección.

El viejo dicho que repetimos cuando la ocasión lo amerita que reza: “compadre no me defienda”, es lo que posiblemente le dirá Danilo a este comunicador, pues resulta que en el fondo se deja ver el refajo cuando de forma directa se atreve a plantear la reelección del actual presidente, modificando una vez más la Constitución, bajo el alegato de que Leonel está “provocando” a Danilo.

Así como Danilo podría cambiar la Constitución, aún sea a sangre y fuego,  también Leonel tiene derecho a mantener su criterio sobre el tema constitucional,  mal haría éste si abandona su posición como en algún momento lo hizo Al Gore, al vacilar en sus convicciones cuando éstas fueron ridiculizadas, y dejándose dominar por las dudas renunció a su causa distintiva y por esta razón nunca llegó a ser presidente. Probablemente a Leonel en algún momento las dudas lo han reprimido al enfrentar las adversidades de acusaciones  pérfidas, perversas, depravadas. Pero, ¿cuál es el mal que Leonel hace a Danilo cuando defiende la Constitución?… La verdad que ninguno, el problema no es ese, el gran problema es que muchos dominicanos sienten que Leonel debe ser desagraviado por las tantas farsas tramadas en su contra.

Pedirle a Leonel que abandone su causa es tan tonto como pedirle a Danilo que no deje sembrada las dudas sobre si decide o no seguir calentando la silla de alfileres que tanta tentación siembra en muchos de los que la ocupan.

Utilizando la palabra “termocéfalo” mi colega, acusa algunos políticos del entorno de Fernández. El más influyente dirigente que le acompaña es Franklin Almeyda, quien no se ha dejado seducir por  las mieles del poder, asumiendo  posiciones firmes respecto a la modificación a la Constitución. Almeyda se podría comparar con el protagonista de la película Die Hard (Duro de matar) que protagoniza Bruce Willis, basada en la novela Nothing Lasts Forever (Nada dura para siempre), pero acusarlo de termocefálico es una afrenta.

La obra histórica de mayor trascendencia que deja como legado Leonel Fernández es precisamente la Constitución del 2010, como también lo hizo Bosch en el 63.

Posted in Edición Impresa, Opiniones

Más de edicion-impresa

Más leídas de edicion-impresa

Las Más leídas