El teatro languidece en la ciudad de Santiago

La carestía de salas, la asistencia cada vez menor del público y la falta de apoyo económico han llevado a la desaparición a algunos grupos de teatro, y a mermar las propuestas de las compañías existentes en Santiago.

La carestía de salas, la asistencia cada vez menor del público y la falta de apoyo económico han llevado a la desaparición a algunos grupos de teatro, y a mermar las propuestas de las compañías existentes en Santiago.

Grupos independientes como Teatro de la Forma, Huella Latina, Carey, Popular Santiago, Popular del Centro de la Cultura, Teatro Eduardo, Utopía y Studio La 37, son los que actualmente sacan la cara por este renglón artístico en Santiago, la mayoría de ellos con una característica en común: sus propuestas están dirigidas, en su mayoría, a las escuelas, para poder asegurar los espectadores, ya que el público general no se está interesando por el teatro. También, grupos institucionales como los de las universidades Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra (PUCMM), Universidad Tecnológica de Santiago (UTESA) y la Universidad Nacional Evangélica (UNEV), hacen sus aportes para mantener vivo el quehacer teatral en esta ciudad.

Adolfo Pichardo, miembro de la Sociedad de Autores y Compositores Dramáticos, y director del Grupo de Teatro La Forma, considera que Santiago “está un poco débil” en esta área y que no está haciendo teatro para público en general; además, dijo que si montan las obras para los escolares, “están muy dirigidas”. Aclaró que con esto no se refiere a la dirección artística, sino que es para ese público, y que ya no hacen los programas de mano porque es algo pre-vendido. “El teatro ha ido perdiendo un poquito de esencia; no estamos haciendo un teatro tan acabado como antes, que nos dirigíamos a ese público crítico, a ese público no pasivo: el teatro de cuestionamiento”, precisó Pichardo, quien también dirige los grupos de UTESA y la UNEV.

Sostuvo que los grupos antes citados aparecen de manera esporádica, y unos están más activos que otros, como el Karey, La Forma y el de Navarrete, con Danilo Rodríguez y Anny Samir a la cabeza, los cuales realizan presentaciones en la Sala Julio Alberto Hernández del Gran Teatro del Cibao, en el Centro de la Cultura, así como fuera de la ciudad, los cuales “se hacen en estas salas para que sea atractivo para los estudiantes que, en su mayoría, lo que quieren es salir de las escuelas, no ver la obra como tal”.

En ese sentido, Pichardo consideró que ha sido difícil hacer teatro, porque las salas están muy caras, ya que acostumbran a darle al centro educativo un porcentaje casi igualitario al que gana el mismo grupo, lo que hace que casi no puedan tener acceso a ciertas salas.
Afirmó que realizar una producción es una inversión que a veces se convierte en un gasto que no retorna. “A nivel de patrocinio, quizás no lo tenemos porque no lo buscamos. Existe también una problemática con el paternalismo, nos hemos creído que el gobierno tiene que darnos todo. Particularmente, yo no pienso eso, yo hago mi trabajo, duro el tiempo que tenga que durar preparando una obra y si tengo que presentársela a estudiantes se la presento, no estoy detrás del gobierno para que me patrocine; si llega, bien”, dijo José Adolfo Pichardo.

El director teatral reconoce que en Santo Domingo se está haciendo más teatro, algo evidenciado en las propuestas actuales, pero que son obras hechas para fechas específicas, aprovechando el momento, como el Día de las Madres o de los padres y hacen una obra para eso, mientras que en Santiago no. Recordando que cuando hacían obras para los clubes, hacían actividades específicas para días festivos.

Grupos existentes son “una voz en el desierto”

Lorenzo Sosa, del Teatro Karey, consideró que los pocos grupos existentes no reciben apoyo y que los que hacen el trabajo son “una voz en el desierto, porque son tan pocos que nadie los oye”. Afirmó que el público que tienen cautivo es el estudiantil, pues es muy difícil dirigirse al público general, ya que la gente no va al teatro porque no lo considera importante, por el poco apoyo y la poca difusión de los trabajos que se realizan.

Puso como ejemplo que su grupo Karey, el cual tiene 24 años de vida teatral, como mínimo hace un trabajo al año, y lo presenta en los diferentes escenarios de la ciudad. “Uno de los problemas que tenemos es la falta de apoyo de los periodistas, que no van a las presentaciones, dicen que es porque no los invitamos y cuando lo hacemos no van. Todos saben el poder de los medios de comunicación y por eso es que muchos antivalores están de moda, porque los medios les dan cobertura. Todo lo que diga un analfabeto urbano lo ponen como si fuera una gran cosa”, se quejó Sosa.

Alegó, además, que al gobierno dominicano “no le interesa que los artistas se superen, por eso no invierten en ellos, y más en los artistas del teatro, pues saben que el teatro es el arte más transformador de conciencia en los pueblos, y mientras más ignorantes es el pueblo, mucho mejor para ellos”.

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