La artista habló sin tapujos de lo que piensa sobre meterse en política y de la política cultural en la actualidad

Cecilia García llegó temprano, -siempre es puntual-, algo no muy usual en los dominicanos. Elegante, bella, chispeante, un viernes antes de las 9:00 am, nos habla de una actriz lista para asumir uno de los papeles más demandantes de su carrera, el de Alma Mahler, que la tendrá en escena a partir del 19 de mayo, cuando ocurrirá el estreno mundial de la obra “Alma Mahler, la novia del viento”, escrita para ella por el dramaturgo peruano establecido en España, Herbert Morote.

Cecilia es franca, espontánea -como buena comediante-, convincente y habló de lo humano y lo divino con absoluta autenticidad. El desayuno de elCaribe y CDN, estuvo encabezado por Nelson Rodríguez y Alba Nely Familia, directora de CDN, con la participación de la periodista Katherine Hernández, el editor digital Dalton Herrera, y los que suscriben este texto.

Durante las elecciones, Cecilia García, hizo campaña y apostó fuerte por Luis Abinader y el cambio. Una pregunta de Nelson Rodríguez acerca de qué cosa es para ella la política, permitió conocer su punto de vista: “Todos somos políticos, ser partidista es otra cosa, pero todos somos políticos. La política lo determina todo. Pero no aquí no, en el mundo, la política lo determina todo.
Todo depende de las condiciones que tú veas en una ciudadanía para de ahí saltar a qué sí y a qué no. No se puede generalizar, la política bien llevada es interesante. Y hay que cuidarla y a los políticos, hay que cuidarlos, ¡porque si no se cuida eso, simplemente se va al caos!”.

Alba Nely Familia indagó en su posibilidad de incurrir en la política, negó esa posibilidad: “No, para nada. Yo creo que uno como ser humano tiene el derecho de empoderarse y hacer lo que crea y mirar por lo mejor, pero de ahí a tener una posición política o querer incurrir en la política para ser diputada o senadora no, por ahora no”.

Sobre la política cultural y el cambio en esa esfera, manifestó: “No creo que haya llegado ese cambio todavía en la política cultural. No ha llegado. El deseo puede estar, pero todavía no ha llegado, no te voy a decir una cosa por otra, y qué lástima que no ha llegado”.

Ejemplificó de lo que se puede hacer, con lo que actualmente hace el Teatro Nacional, con los talleres que está impartiendo de apreciación cultural, totalmente gratis.

“El Teatro Nacional en sus inicios fue fundado -ya serán 50 años el próximo año-, y la estructura era esta: el gobierno central, el patronato y el teatro. No existía el Ministerio de Cultura, ni había una oficina de cultura. Luego en el 2000 se fundó la Secretaría, tras haber sido una dirección de cultura en el Ministerio de Educación. Por alguna razón no sé por qué, incluyeron al Teatro Nacional”.

Y explicó más: “Bellas Artes, sí, entiendo que pueda ser del Ministerio de Cultura, pero no del todo porque los profesores de Bellas Artes tienen ahora mismo un problema, es que eso era antes de Educación, y los profesores que dan clase en Bellas Artes, no se benefician de lo que se benefician los profesores de Educación, entonces así, eso va cayendo y va cayendo y va cayendo…”.

Por amor al arte

Expresó que el Teatro Nacional, dentro del Ministerio de Cultura, vive un proceso de cada vez más centralización, no de descentralización que es lo que debería ocurrir. Lamentó que todo tiene que subir a un portal, pero que la naturaleza del trabajo artístico no entiende de licitaciones. “Yo entiendo que todos tienen que ser muy transparentes” pero, el Teatro Nacional debe ser distinto, como lo es el Banco del Reservas, que es una dirección general, porque el Teatro Nacional no es un ministerio.
“Y como las direcciones generales pueden tener el permiso de hacer sus administraciones normales, el Teatro Nacional no lo tiene en este momento. Todo lo que se está haciendo con las manos. Es por amor al arte”.

Enfatizó en que lo más importante es que un Teatro Nacional tenga una cartelera propia de teatro nacional, “porque si no, es una casa de alquiler”.

Lo verdaderamente urbano

Cecilia García expresó que lo urbano “es un concepto errado” y citó lo que hace la cultura hip hop y por ejemplo los murales urbanos. Los impelió a defenderse. Porque para ella lo verdaderamente urbano no es vulgar.

Insistió en que “se le dice urbano a lo que es popular y grosero. Y no es así, eso no es urbano. Lo grosero es grosero en cualquier aspecto, no tiene que ser urbano. Siempre ha habido urbanos, lo que pasa es que tenía otro nombre. Yo defendía ese movimiento, pero se está dejando tomar el valor que tiene para cualquierizarlo, para vulgarizarlo”.

Negó que el primer rap dominicano fuese el de Freddy y Boruga. “Ese rapeo lo inventó Milton Peláez muchos años atrás, pero hace mil años… No sonábamos hacer ese tipo de cosas en televisión, en los 70 y tenía otro nombre, pero eran cosas importantes, eran mensajes directos, completamente en vivo, de lo que la gente necesitaba saber, pedir o denunciar”.

Los humoristas y la improvisación

“Cuquín es el mejor de todos”, afirma decidida. “Freddy era muy bueno, pero Cuquín es un repentista del carajo. Las comparaciones casi siempre son odiosas y mal vistas y mal recibidas. Yo solamente digo que cada momento tiene su representación, cada generación tiene sus respuestas, mensajes y representantes. En nuestro momento había gente que quizás nos decía que no estaba bien, gente de otra generación con otra visión. Pero eso era lo del momento, lo que le gustaba a todo el mundo”, aseveró.

“Los gustos cambian, la gente piensa distinto por eso yo no te voy a comparar si era bueno, si era malo, o mejor o peor lo nuestro, vamos a dejarlo ahí a que cada quien juzgue”, dijo.

“En nuestro momento nosotros fuimos fantásticos, lo último. Quizás eso no se repita. Nada se repite, todo es el producto de una cosa, de una circunstancia, de una coincidencia de cosas. Nada se repite exactamente igual, pero fue un momento buenísimo”.

Lo que pocos saben es que la experimentada actriz, es autodidacta, sin quitar mérito a que la formación en teatro es importante.

Abundancia de talento

Sobre la escasez de escuelas de teatro y la abundancia de talentos en el país, expresó: “aquí todos somos un poco enganchados. Autodidacta sí soy”, agregando que en República Dominicana “somos muy buenos, tenemos mucho talento y formas de hacer las cosas sin ni siquiera tener una capacitación académica y en el teatro pasa eso”.

El teatro infantil

Otro tema de carencia en este mundo, que le preocupa a Cecilia, es la falta de teatro infantil, de creaciones dirigidas a ese público. Hay ausencia de figuras locales con las que los niños dominicanos se sientan identificados como ocurrió con Nuryn Sanlley e Isha. “Eso hace mucha falta en un país, porque imagínate tú: los niños van creciendo con un símbolo internacional, que nada tiene que ver con su cultura y sería hermoso tener nuestros propios personajes”.

Manifestó que otra carencia es de gente que escriba bien: “Nunca hemos tenido muchos libretistas en el país, en ninguna época”.
Criticó el hecho de que dentro del teatro musical de hoy día existen algunos que recuerdan los actos escolares, con música de pista.

Sobre el Dr. Segundo Imbert

“Es el amor más grande del mundo. La tranquilidad, la seguridad, comprender muchísimas cosas, como el conocerme mucho mejor. Es un hombre extraordinario. Ha sido lo mejor que me ha pasado yo te diría en mi vida adulta, es lo mejor que me ha pasado en mi vida. Fuera de la vida de madre, de padres, hijos. Como vida personal, pareja, es lo mejor que me ha pasado en mi vida. Siempre me dejó ser lo que yo soy, lo que quiero ser. Lo contrario a Gustav Malher”.

“Segundo, le gusta lo que hago, es exigente, analiza cosas que yo a veces no las veo. Me ha ayudado mucho, muchísimo y se integra siempre. Es muy crítico y me siento tan bien amándolo, tan bien acompañada y tan bien representada y realmente soy una mujer muy feliz. Y tengo mis hijos y tengo mi carrera y mis nietos. Tuve una familia preciosa con mi mamá y mi papá. Yo he tenido mucha suerte”, concluyó.

Alma Mahler, la novia del viento

“Es una obra hermosa la historia de esa mujer, Alma Malher. La esposa de Gustav Malher y otros más. Con una vida muy ardiente y muy pasional. Gustav fue su primer marido. Tuvo antes otros romances, por ejemplo, con Klimt. Era una mujer que, imagínate en esa época, nace en 1876 y muere en 1964. Tiene una vida con unos altibajos increíbles. Tiene dos hijos y le toca huir a los Estados Unidos en el tiempo de los Nazis. Nace y se cría en el momento más difícil para las mujeres, cuando ni siquiera se les permitía educarse, sin embargo, la salva su cultura, porque es hija de dos artistas. Pierde a su papá muy jovencita. Su madre se casa con un discípulo de su padre y tienen una vida importante, con gente intelectual. Comienza hacer una vida muy rica y muy culta. Ella es músico, es compositora de una serie de música clásica que no la da a conocer por un convenio con Gustavo Malher, que le prohibió presentar su música para que él brillara, algo que le pasaba a muchas mujeres”.

La Novia del Viento va en la Sala Ravelo del Teatro Nacional desde el jueves 19 hasta el domingo 22 de mayo a las 8:30 p.m. Las boletas están a la venta en Uepa Tickets.

Política cultural
No creo que haya llegado ese cambio todavía en la política cultural. No ha llegado. El deseo puede estar, pero todavía no ha llegado”

Un problema
Los profesores que dan clase en Bellas Artes no se benefician de los salarios de los que se benefician los profesores de Educación”

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