Lima es una ciudad grande, habitada por 9,674,755 almas, entrampadas entre el Océano Pacífico, Los Andes, empujadas a su vez por la Amazonia

Si hay que darle un color a esta ciudad seria el terracota.

En el viaje del aeropuerto Jorge Chávez al hotel Sheraton en el Centro Cívico de la capital peruana, advertimos que en una cuadra de apenas 20 metros, había 13 farmacias, que aquí se llaman boticas. Antes habíamos visto en dos o tres cuadras una decena de funerarias. ¡Lima tiene cosas extrañas!

A la llegada al hotel Sheraton, el jueves en horas de la tarde, un pelotón de la policía marchaba por una de las vías centrales de la ciudad hasta la entrada del hotel Sheraton donde se hospedan la prensa y los músicos de Romeo. Eso porque enfrente se encuentra el Palacio de Justicia, un edificio neoclásico de aspecto que inspira sensación de poder. En la noche pequeños grupos de las personas de otros departamentos que vienen a la capital peruana a protestar, estuvieron pacíficamente en la alameda frente al Palacio de Justicia. Pero no ocurrió ninguna escena violenta. Ni siquiera protestaron.

Lo más fue alguien que pasaba por la acera junto a su pareja, quien le dijo a uno de los piqueteros: “Ponte a trabajar, vago, y deja las protestas”.

Por lo demás, en las zonas donde nos hemos movido los medios dominicanos, no se han dado casos de violencia ninguna.

En el Estadio Nacional de Lima arranca este viernes la gira mundial de Romeo, que pone en escena el álbum Fórmula. Vol.3. Cuando salga este texto, ya la gira será una realidad, y el sábado será la segunda de cuatro fechas. La tercera fecha será el domingo. La cuarta el martes 14 de febrero.

El estadio tiene capacidad real para 53 mil personas, pero debido a las características técnicas de la puesta en escena, será para poco más de 43 mil personas. La construcción es enorme y en los pisos superiores de las graderías semi techadas, hay apartamentos con balcones de cristal, que se alquilan por el año entero para los fanáticos del fútbol.

En la mañana de este viernes la verja perimetral del estadio estaba en grandes partes rodeada de fanáticos del artista que pugnan por ser los primeros en entrar al terreno. Hay el caso de una joven que lleva un mes pernoctando en la verja y se turna con su familia.

Es el momento de los trabajadores informales. Una vecina de frente al estadio ofrece baño y agua fría, así como jugos, por unos pocos soles. Otro señor, alquila banquetas para que se sienten los de la fila que esperan bajo el solazo húmedo y castigador que sale tras la neblina. Otra vende sombrillas. Aún otro más, refrescos.

Estar en Lima es un poco estar en Santo Domingo. Es más parecería que los peruanos son más fieles al merengue que muchos dominicanos.

Pasear el dial es escuchar artistas dominicanos.

En De Veras gourmet, una fonda

administrada por la solícita Madelyn, en el Centro Cívico a 150 metros del hotel Sheraton de Lima solo se escucha merengue.

Enfrentarse a un plato de ceviche con algo de picante y un té tibio de hojitas (como dice la mesera) es escuchar a Eddy Herrera cantando “soy un idiota te perdí pero te amo”. Luego Juan Luis Guerra en El Niágara en bicicleta. Miriam Cruz con Qué ganas de no verte nunca más; Sergio Vargas en La ventanita. Eddy Herrera de regreso -después de Manny Manuel y Olga Tañón- con Pégame tu vicio. Detrás está sentado un señor con pinta quechua que tararea ohoooohoh! A la par de Eddy Herrera. Lima tiene cosas extrañas.

Posted in A & E

Más de gente

Más leídas de gente

Las Más leídas