No todo fue terrible para la música en el año que pasará a la historia como su bestia negra en cuanto a cifras de negocio y parálisis de la actividad en directo, pues la cosecha discográfica fue inmejorable, con grandes artistas que volvieron a hacer lo que mejor saben hacer y grandes álbumes que nacieron del encierro mundial.

Si hay un disco que ejemplifica ambas circunstancias es esta rareza de la americana Taylor Swift, Folklore (Universal), que dejó las producciones coloridas por un estilo “art-folk” necesariamente más sobrio que tiende puentes con figuras del ámbito alternativo como Bon Iver para alumbrar bellezas como “Exile”. Y aún le dio tiempo a grabar una segunda parte…

Letter to (Sony), de Bruce Springsteen, entra a esta lista. La sombra de la muerte llevó al “Boss” a escribir un disco que, paradójicamente, es “una celebración de la música, del rock and roll y de la experiencia de formar parte de una banda”, razón de más para grabarlo con la E-Street Band seis años después de su último trabajo conjunto y para recuperar una magia cercana a Born In The U.S.A. (1984)..

También hay que hablar de After Hours (Universal), de The Weeknd. Inexplicablemente apeado de los Grammy 2020, el canadiense firma su mejor álbum con una espiritualidad más oscura y melancólica y un sonido r&b con arreglos ochenteros y electrónicos que hacen de este un trabajo que se irradia como una onda en el agua, especialmente con “Blinding Lights”.

Future Nostalgia (Warner), de Dua Lipa: En lo más crudo del encierro solo un disco hizo bailar al mundo con su guiño a la música disco, estilo sobre el que Kylie Minogue también hizo un gran álbum. Entre uno y otro, gana este trabajo de poco más de media hora que ha sido la gran mina de sencillos contagiosos del año, de “Don’t Start Now” a “Physical” pasando por “Levitating” y “Break My Heart”.

“Chromatica”

Inmersa en los últimos años en aventuras alejadas del género que la encumbró, la diva del pop Lady Gaga volvió a sus orígenes abrazando de fondo el “techno” de los 90 y parapetada por Ariana Grande (“Rain On Me”), Elton John (“Sine”) y BLACKPINK (“Sour Candy”). Que alguien llame al “911”.

Rough and Rowdy Ways (Sony), de Bob Dylan, es un retorno triunfal después de 8 años sin un disco de temas inéditos. Diez cortes esta vez para reflexionar sobre la vida y la muerte, a destacar su cierre con los 17 minutos de “Murder Most Foul”, sobre la historia de EE.UU. en el siglo XX.

The Slow Rush (Caroline Records), de Tame Impala: Lo último del australiano Kevin Parker es vistoso desde la portada, un trabajo que a punto estuvo de ser pasto de las llamas del último incendio en California, pero que, rescatado “in extremis” por su autor, es un virtuoso acercamiento pop, rock y dance al disco-funk blanco.

Lo bueno de Bad Bunny

Los estrenos incluyeron YHLQMDLG (Rimas Entertainment), de Bad Bunny. No dos, sino tres discos por sorpresa hizo el puertorriqueño. El primero, acrónimo de Yo Hago Lo Que Me Da La Gana, rompió récords mundiales con 20 contagiosos cortes. De la cosecha del 2020, además, destacan: A Hero’s Death (Partisan), de Fontaines D.C; Set My Heart On Fire, Immediately (Matador Records), de Perfume Genius; Fetch The Bolt Cutters (Sony), de Fiona Apple; PWR UP (Sony), de AC/DC; Imploding the Mirage (Universal), de The Killers; RTJ4 (Warner), de Run The Jewels; Róisín Machine (BMG), de Róisín Murphy y Sin miedo (Universal), de Kali Uchis,

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