Con “Sony Di”, escrita especialmente para él, celebra 45 años en las tablas el primerísimo actor Orestes Amador

Era un niño delgado, espigado, mulato, que gustaba declamar versos antes que lo pusieran a practicar la pelota o el judo.

La primera vez que Orestes Amador se subió a un escenario, fue en su natal Pinar del Río, en el extremo occidental de Cuba. “Hacía falta un niño mulatico en una obra de teatro. Me llamaron e hice el personaje.

Con mucho miedo. Era una obra cubana. A ellos les gustó, y al público también, porque yo hacía un programa radial infantil, que los muchachos iban y declamaban. Y como a mí no me gustaban los deportes, pues yo iba a declamar. Y más o menos les daba sentido a las cosas”, narró para elCaribe, quien por estos días cumple 45 años en el teatro.

“Después como al año, me llamaron de nuevo, y como era tan largo y flaco, me ponían de espaldas con un sombrero y yo hacía de adulto”, recordó. Y enfatizó “pero siempre estuve con profesionales. Siempre”.

“Si supieras que yo soy un producto de los directores. Yo fui aprendiendo con los directores que fui trabajando, desde esa primera vez. Yo no estudié ni en la Escuela Nacional de Arte (ENA), ni en el Instituto Superior de Arte (ISA). Mis grandes estudios fueron cuando llegó un momento desde la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) y el Ministerio de Cultura, junto a la Asociación Hermanos Saíz (AHS, para jóvenes creadores), empezaron a detectar los jóvenes talentos creadores por todo el país que estaban activos . Nos llevaron a talleres. Con el que más tiempo estuve fue con Vicente Revuelta, con Berta Martínez y con el que menos tiempo estuve fue con el gran actor cubano José Antonio Rodríguez, que siempre fue mi referente… Otro fue Eugenio Barba, en cuyos talleres en Casa de Teatro conocí a Claudio Rivera y a Viena González, con quienes sellamos una amistad para toda la vida”, describió el intérprete del monólogo “Caronte”.

Cómo llegó a RD

Amador perteneció a un grupo de amigos de investigación. Ese proyecto que llamaban Puestas adentro, determinó salir de Cuba. Uno primero, otro después se fueron nadando. La idea era llegar hasta Miami, trabajar en lo que fuera, y seguir haciendo el arte que querían hacer.

Desde 1993, Orestes se radicó en República Dominicana, adonde llegó a través de la Universidad del Este, por la cual fue contratado para dar clases de danza-teatro. Luego en la UASD, por ahí conoció a Miram Bello, a Josefina Miniño quien le ofrece dar un taller en el Folclórico Nacional, Miriam le nombra en la Escuela Nacional de Danza. Ahí conozco a Andreina, a Eduardo Villanueva, a Carlos Veitía, a Mercedes y Victor. A Giovanny Cruz, quien le ofreció un papel protagónico en una obra. Luego hizo “El beso de la mujer araña”.

Un día conoció a Sonia Silvestre en Casa de Teatro y ella le dijo “Oye cubano, yo sé que tú te vas a querer ir para Miami. ¡Tú no te vas para Miami! Tú te vas a quedar aquí, porque en Miami vas a tener carro, apartamento. Pero no vas a ser actor. Aquello es para mexicanos nada más en Telemundo. Y su boca fue santa. Fue mi hermana, mi amiga. Me llevó al programa de Yaqui Núñez del Risco. Me acuerdo que bailé Espantapájaros, de Carlitos Varela”.

“Llevo 30 años, de ellos 27 trabajando ininterrumpidamente en Bellas Artes. Siento que formo parte de los cantantes, los bailarines, del mundo artístico dominicano. Entro a una institución cultural y todos me tratan con un afecto, un cariño. Me distinguen. Hasta las grandes figuras de acá. Nunca me he sentido ajeno. Tú ves que llego y me dicen El Cubiche, que me lo puso Delta Soto. En el mundo del teatro y del cine, igual”, cuenta Orestes.

El también destacado profesor de teatro y danza contemporánea ya ha vivido y entregado más arte en República Dominicana que en Cuba. Muchos han sido los alumnos que ha tenido.

Nacionalidad privilegiada

Treinta años se dice fácil. Aun así no ha podido obtener la nacionalidad dominicana. Siempre al final falta el garante. Una y otra vez gasta dinero en el papeleo que se vence, sin que haya logrado un garante. Sobre todo porque no le gusta andar pidiendo. Cuando en buena lid merecería que el Presidente Luis Abinader le otorgara la nacionalización privilegiada.

La celebración

“Sony Di” es la obra especialmente escrita para Orestes y subirá a escena desde el viernes 5 hasta el domingo 14 de agosto, en la Sala Ravelo del Teatro Nacional.

Orestes estará acompañado en escena de los cantantes y actores Tony Almont, María del Mar, Luvil González, Isen Ravelo, Gabo Alcántara y Erni Coronado, quienes tendrán una significativa participación en esta obra dirigida por Ramón Santana y Richarson Díaz, quienes por primera vez se unen en una obra que se cuenta en dos tiempos: el pasado será dirigido por Santana y el presente, por Díaz.

“Sony Di” es un espectáculo de danza-teatro multimedia escrito por Licelotte Nin, dramaturga dominicana radicada en Francia, “quien escribió el texto a propósito de la conmemoración de mis 45 años de vida artística, pues la obra tiene muchos elementos que han marcado mi carrera”.

Ficha Técnica

Obra: Sony Di

Producción general: Orestes Amador (Orestíada Teatro) con Ramón Santana (Apoloniuss Producciones)
Dirección: Ramón Santana y Richarson Díaz
Elenco:
Sony Di: Orestes Amador
Minino: Luvil González
Margarita (esposa de Sony) / Mecanógrafa /Cantante: María del Mar
Psiquiatra/Psicoanalista / Inspector / Cantante: Tony Almont
Hijo de Sony/ Primo Eulalio/ Enmascarado 1: Isen Ravelo
Don Eladio / Primo / Enmascarado 2: Gabo Alcántara
Memengo / Enmascarado 3: Erni Coronado
Coreografía y expresión corporal: Daymé del Toro y Patricia Ortega
Música original de Vadir González.
Cantantes: Tony Almont y María del Mar.
Escenografía: Fidel López
Iluminación: Ernesto López
Audiovisual: Alejandro Moss
Diseño gráfico: Haffet Sana y Toneb Castro
Arte fotogrífico: Edgar Núñez
Edición: Gerald Rodríguez
Vestuario y maquillaje: Juan Carlos Tavárez, Erni Coronado y Joseph Bryan Rosario.

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