Existen miles de anécdotas que implican una gran influencia represiva a personas destacadas en el arte que sufrieron maltrato físico, verbal y psicológico desde la frustración paterna. En cambio, hay más historias positivas en que la madre se convierte en su escudo familiar, de protección de uno o todos sus hijos. Un niño necesita mucho amor y libertad para jugar y vivir a sus anchas su niñez. Y muchos padres no tienen eso claro y son arrastrados por sus circunstancias desfavorables para maltratar a sus inofensivas criaturas.

•Franz Kafka, el escritor checo, habla de su padre como alguien frío que lo condenó a una soledad y timidez que nunca superó a pesar de su cercanía con su novia Felice Bauer y su amiga Milena. “…de tus amenazas había una que me aterrorizaba:” Te mataré como a un insecto”. Yo era un niño tímido pero no creo que haya sido difícil de manejar, ni creo que una palabra amable, un tomarme de la mano en silencio, una mirada bondadosa, no haya podido obtener de mi todo lo que deseabas (…) entonces yo habría necesitado de tu estímulo, porque me sentía aplastado por tu presencia (…) siento la presión general, el miedo, la debilidad, el menosprecio de mí mismo (…) durante mi última enfermedad, te parabas en la puerta y estirabas la cabeza para verme en la cama y, por consideración, me hacías un saludo con la mano. En esos momentos yo me recostaba y lloraba de alegría, y hoy que lo escribo vuelvo a llorar”.

•La infancia de Dalí, el pintor, fue tan angustiosa que creó un autoproclamado genio, inseguro, contradictorio y odioso tal y como lo narra Carlos Ruiz Zafón en “La Sombra del Viento” sobre el inspector Francisco Javier Funero que, por envidia, maldad y mediocridad no le perdonó nunca a Julián sus amores y lo va a perseguir en los cuatro tomos de la novela, a sabiendas que Penélope no quería saber nada de él. “…si no me quiere a mí no podrás querer a nadie, te haré la vida imposible”. Dalí, que era homosexual no asumido “se apoderó” de Gala para impedir sus amores con el poeta Paul Eluard y porque este no le correspondió. Su personalidad se convirtió en una extravagancia y un excentricismo que causó su repudio en los medios intelectuales de la época, salvo de Borges. La siguiente carta de Eluard a Gala es más explícita:

Mi hermosa pequeña dorogoï, Miércoles

No estoy al corriente de lo que sucedió el lunes por la noche. Pero he sido informado de las decisiones que querían tomar, de las propuestas de exclusión de Dalí. ¿Cómo puede éste, sabiendo que ninguno de nosotros puede tolerar en absoluto su punto de vista, insistir en defender esa causa perdida? Sea cual fuere el punto de vista que adopte Dalí, el hitlerismo representa para mí todo lo que hay de odioso en el mundo. No puedo soportar un sólo instante que se sostenga que el internacionalismo es cristiano. Esa paradoja es propia de asnos. Piense lo que piense Dalí, el fascismo, todos los fascismos defienden la patria, la familia y la religión. Las teorías racistas sólo están ahí para idealizar una causa tan baja. El único filósofo en que se basan es el lamentable Gobinau (te aconsejo la lectura del último número de la N.R.F., consagrado a él. ¡Qué miseria, qué inmundicia!).

En fin, como Dalí insiste y yo estimo que:

l.° Será demasiado agradable para los fascistas tener un defensor como Dalí.

2.° Que esta obstinación es una verdadera traición (objetivamente dará, por ejemplo, la razón a Aragon), ayer envié mi voto a Breton para que en el futuro disponga de él como mejor parezca.

No puedo oír sin encolerizarme semejante reto a todo lo que siempre he creído.

Mi pequeña Gala hermosa, tampoco se te oculta que no puedo pensar en esta separación, quizá ya consumada, sin una inmensa tristeza, pues temo que complique nuestras relaciones, ya tan raras. Ayer me levanté, me paseé durante horas con tu fantasma. Tú has hecho mi juventud, has hecho mi vida.

Te amo. Tuyo para siempre.
Paul
Y no voy a cambiar en vísperas del fascismo en Francia”.

Se refiere a Joseph Arthur, conde de Gobineau, autor de las teorías racistas que le sirvieron a Hitler para declarar la “raza aria” como la pura y perseguir a los judíos.

Ana María Dalí, hermana del pintor, dejó de verlo por 40 años. En 1929 llegó Dalí “…el hijo, en el vestíbulo, llorando y amenazando con suicidarse si su padre no lo perdonaba. Al final, don Salvador accede…” Fue en realidad un perdón condicionado. El padre cambiaría varias veces el testamento y en una ocasión “… arregló lo de la herencia, de modo que Ana María quedase favorecida y no tuviera que depender de su hermano ni de las gentes que lo rodeaban…” como se puede ver en la película “Miss Dalí” sobre ella.

•El padre de Van Gogh, el pintor holandés, un pastor protestante cuya mejor descripción sería el pastor luterano en la película “Le Festin de Babette” o el pastor en la serie “Algo en que creer” por el autoritarismo y fanatismo extremo. A la edad de 26 años, Vincent se fue a predicar la palabra de Dios como misionero a una comunidad minera de Bélgica. Repitió el fanatismo radical del padre lo que alejaba a los feligreses temerosos del truculento predicador. Algo así como lo que ocurre con los evangélicos, poseedores de la verdad absoluta e irrespetuoso de la creencia de los demás. En 1881 rompió con su padre en su lucha interna por el arte, el amor a Clasina Maria Hoornik, “Sien”, y el deseo de vivir su propia vida. En sus cartas se puede recoger algunos de sus criterios sobre el padre: “…Padre ha estado aquí. El más agradable recuerdo de su visita fue una mañana que pasamos juntos en mi pequeña habitación, corrigiendo algún trabajo y charlando sobre diversos temas. Te puedes imaginar lo rápido que pasaron los días. Cuando se marchó, permanecí en la estación hasta que el tren desapareció, y hasta que el humo dejó de verse. Volví a mi habitación y, cuando vi la silla de Padre todavía junto a la mesa donde aún estaban los libros y papeles extendidos, lloré como un niño a pesar de saber que pronto volvería a verle otra vez”. A Theo, su hermano le escribió: “Padre no es un hombre por el que yo pueda sentir, por ejemplo, lo que siento por ti o por Mauve. Él no puede simpatizar conmigo ni me comprende, y yo no puedo aceptar su sistema que me oprime y me sofoca” . . . “En cuanto a la relación entre Padre y yo, no se arreglará tan fácilmente. Nuestros puntos de vista y nuestras opiniones se diferencian demasiado”.

En “algo en que creer”, película de Netflix, el hijo del pastor, capellán del Ejército, mata a una señora musulmana y el padre le dice que no fue él, que fue el Espíritu Santo. El hijo, en sus alucinaciones, persigue la imagen de la muerta y es atropellado por un camión. Su lucha contra el padre no cesó nunca. Él buscaba su yo, su vida y el padre, la continuación de él y lo que no había logrado realizar.

•El odio y su admiración al crimen de “sangre fría” le brotó a Truman Capote, el escritor norteamericano, porque lo llevaba desde su infancia vivida en una granja reprimido por un padre adoptivo, militar y frustrado, Archulus Persons. Con el pretexto de contar el asesinato de la familia Clutter, Capote se acerca a uno de los asesinos encarcelados que era su fetiche sexual. Lo engaña y chantajea para conseguir sus declaraciones. Lo enfrenta otro escritor tan famoso como aquel: Willian Borroughs. En una carta de este al otro fechada el 23 de julio de 1970, se puede leer lo siguiente:

“…usted estuvo hablando positivamente del procedimiento estándar de la Policía, obtener declaraciones a través de la brutalidad y la coacción, aunque una fuerza policíaca inteligente debería apoyarse en la evidencia más que en las confesiones forzadas.

(…) cada vez que emerge el asunto de la pena capital: “¿Por qué toda esta simpatía para con el asesino y nada para las víctimas inocentes?”

Ha escrito un libro aburridamente ilegible que pudo escribir cualquier redactor del New Yorker —(un periódico reaccionario encubierto y entregado a los intereses creados de la riqueza estadounidense). Usted puso sus servicios a disposición de los intereses que están convirtiendo a los Estados Unidos en un estado policial por el simple mecanismo de fomentar deliberadamente las condiciones que incrementan la criminalidad para pedir luego que el poder de la Policía también se incremente y se conserve la pena capital para lidiar con la situación que ellos mismos crearon.

(…) Disfrute su sucio dinero. Nunca tendrá nada más. Nunca escribirá otra oración por encima del nivel de A sangre fría. Como escritor está usted acabado. Cambio y fuera. ¿Me copia? ¿Sabe quién soy? Usted me conoce, Truman. Me ha conocido desde hace mucho…”.

Capote supo de un texto de 200 páginas elaborado por Richard Hickock, uno de los asesinos, pero hizo todo lo posible por silenciarlo para que no le hiciera competencia al suyo. En ese texto se habla de un tercero que pagó por el asesinato de la familia y no como narra Capote, que ellos buscaban unos 10 mil dólares escondidos por la familia pero que, al no encontrarlos, frustrados, optaron por asesinarlos. De darse a conocer el texto de Hickock, ninguno de los dos hubiese sido ejecutado, y eso lo sabía el excéntrico y frío Capote.

•Como sociedad vivimos y repetimos la herencia de Trujillo, “el padre de la nación”. Y no por nada tuvo tanto éxito el slogan de campaña en el 2000 “LLEGÓ PAPÁ” que llevó a Hipólito a la Presidencia.

La herencia trujillista, que los sociólogos no han querido detallar, quizás por ser ellos mismos víctimas, se traduce en múltiples elementos que afecta el diario vivir. Lo de querer dársela de jefecitos o “Munditos” con su carguitos que Balaguer enunciaba repitiendo una frase de Abraham Lincoln que nunca dijo. En realidad, fue pronunciada por el famoso orador Robert Ingersoll en 1883, acerca de Lincoln indicando que él estuvo en el Poder y no hizo uso abusivo del mismo. La frase famosa es esta:

“If you want to find out what a man is to the bottom, give him power. Any man can stand adversity — only a great man can stand prosperity. It is the glory of Abraham Lincoln that he never abused power only on the side of mercy…”.

Se agrega a la lista de males heredados de aquella dictadura el machismo, misoginia, la hipocresía religiosa de supuestos creyentes que solo van a la Iglesia cuando son elegidos en cargos observables; la mentira; el choperismo mental que ancla al pueblo en la bachata y el dembow; la megalomanía y narcisismo, el fascismo franquista y la adoración a España y al “descubridor” a estas altura de la historia, el complejo de inferioridad; el deseo y necesidad constante de aplausos aunque sea de un limpiabotas; el querer opinar en todo sin saber; el antihaitianismo; la adulonería; el irrespeto; la ausencia de modales mínimos de educación en su vivencia colectiva; la ausencia del sentido de solidaridad; la disposición de joder al amigo y peor aún, la disolución del concepto de amistad (amigo es un peso en el bolsillo y si no “ta pichao”); la imposición a la cañona de sus puntos de vistas aunque sean sin sentido; y siga usted contando los becerros de los bueyes que hacen creer que aran, pero que no aran na’.

•El peor de los males de Van Gogh, como Kafka, y como todos los desquiciados y necios es la falta de cariño, la educación correcta con amor, con autoridad, pero sin autoritarismo y violencia. Esto es lo que hace, lo que forma las personalidades agrias, rebeldes sin causa, arrogantes, lo que se repite con los descendientes si la madre no interviene juiciosamente. La falta de formación profesional de muchos profesores, en nuestro sistema de educación, tampoco ayuda.

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