Josep Gausachs desde muy temprano marcó su camino por el arte. En su infancia tuvo por amigos y vecinos a pintores y artistas como: Josep Obiols i Palau, al poeta J.V. Foix y Lluís Puig i Barella. También Carles Riba. (…) “Juntos visitaban la casa de Joaquín Torres García, en esa época, su vecino en Sarrià”, todo esto antes de iniciar sus estudios en «Academia Baixas». Cuando ingresa a la «Academia de Bellas Artes de Barcelona» (la Llotja) su intención era perfeccionar el dibujo y la pintura. Maestros como Joan Vacarisas, Félix Mestres –de pintura decorativa, tejidos, blondas y pirograbado lo asimila–. Tomás i Estruch y Josep Pascó formaron en Gausachs el marco teórico para el desarrollo creativo, en un momento donde la regeneración y dignificación de unas artes resurgían de las cenizas.

Particularmente, me llama la atención el camino que escoge Gausachs en la Llojta, en ese entonces estaba aplicado a las labores más atribuidas a la mujer: «Pintura decorativa, tejidos y blondas» ¿Cuáles razones lo llevaron por ese derrotero? Su vida está repleta de enigmas que tomarán tiempo en descifrar, incluyendo el penoso olvido en el que su nombre acabaría sepultado y que al cabo de este año han pasado 62 años de su muerte. Sustento mi hipótesis recordando el movimiento «Arts & Crafts» que se desarrolló a finales de siglo XIX en Inglaterra e inicios del XX en Estados Unidos; la estrecha relación con Barcelona (considerada la ciudad industrial más importante del Mediterráneo) evidencia un nivel de producción artística- industrial elevado, fruto de ese vínculo academia-industria de la cual egresor Gausachs y fue profesor. Por otro lado, el mundo del teatro y espectáculo, las escenografías, representaban un trabajo temporal en el que casi todos los pintores debutaban como un primer oficio para ganarse el sustento, tener buenas relaciones y los privilegios que tiene el estar rodeado de las personalidades del momento: figurinistas, carteristas, escenógrafos, bailarinas, bellas mujeres, fiestas y acceso a determinados encuentros que no solamente lo otorga el dinero sino el pertenecer a ese medio. Si bien es cierto que la familia Armengol al día de hoy sigue vinculada con el sector textil; Gausachs –de imponente presencia física, dotado de una personalidad fuerte y algo elitista– evidentemente era un tipo del medio que disfrutaba con sus amigos, las fiestas, las tertulias, que con la vida del teatro iba de la mano, además de tener su propio taller, el legendario Castell Blau y pronto terminar formando parte del grupo de los siete últimos bohemios con su nombre inscrito en la historia del «Bar de Centro« o primer cabaret de Barcelona, actividad que ha pasado desapercibida hasta fechas recientes. Lo descrito es parte de un todo indivisible, recogido por escritores, periodistas e ilustradores como Lluís Capdevila quien por medio de sus anécdotas entre 1912 y 1914, nos retrata ese mundo frívolo donde las protagonistas eran mujeres misteriosas, extravagantes, seductoras, muchas de ellas bailarinas de alto renombre. Capdevila formó parte del grupo de artistas bohemios que frecuentaba el núcleo de reunión de ellos: «Els Castell Blau«; el estudio que Gausachs poseía en la calle Sant Domenec del Call antes de marcharse por primera vez a París. Allí se reunían también: Emili Lluch, «Milillu« –dibujante, periodista y funcionario municipal–, Francisco Recasens, Francisco Susanna, Joan Tomas, los hermanos Coll, Emili Pascual Monturiol, Antoni Puig Guirelt y su hermano Ramón, Jaume Pasarell, entre otros.

Juan José Mesa, crítico de arte y galerista.

(…) Los habíamos conocido en un rincón de silencio y belleza, –en referencia al «Castell Blau«– todo azul, que era su torre de marfil. Había un cráneo todo coronado de rosas de una bailarina célebre, había un retrato de Nuestra Señora Tórtola Valencia –que debuta en Barcelona en enero de 1912– había un arcaico Aristón, había libros y telas… Josep Gausachs y Josep Recasens, son dos almas inquietas, todas alas. De Gausachs se conocen unos bocetos, unas magnas pinturas realizadas por Torres García y por Juli Antonio. De Juan Recasens todos los amigos recordarán sus conversaciones y la aristocracia de su buen gusto. Ellos han dejado su taller han sentido frisar las alas y se han ido a París a saber cómo son las tardes en el Parque Monceau en Versalles y las noches en el Luna Parc, el Mágico City, el Chat Noir…” Para el anuncio de la puesta en circulación del libro «Irreverencies» ilustrado con dibujos de Gausachs en junio de 1913: (…) “Figuras de gran renombre en el ámbito artístico y social como «la Divina», Tórtola Valencia, cuya gracia fue trazada en los trazos sinuosos del maestro –en referencia a Gausachs–. Al igual que otras féminas de sutil gracia, como Walkyria –Otra divina hembra de pecado amiga de Gausachs, es Walkyria… y le da una sutil gracia de novia juguetona– (sic), con quien tuvo una especial cercanía, están en las memorias de esa época que desfilaron por el Castell Blau.” (…) “A Gausachs que ha llegado hace poco le pregunta si es fácil encontrar una amante nihilista. Y ella riendo: –en referencia a María Berdnikow una bailarina rusa del Aqquarium de San Petersburgo, amante de la bohemia y de los bohemios– con una extraña risa, sonora, pero que no es risa – como risa falsa. ¡Oh, si! Este es un artículo que va muy barato. Ya es la noche, la bailarina se acerca: yo le di la chaqueta y el Berret (Birrete). Ya arreglada para salir a la calle, acepté el convite de una fiesta que «Los Caballeros del Castell Blau» darán a loor su en su castillo”. Si ponemos en contexto que Gausachs en su búsqueda creativa parte de Barcelona al finalizar el verano de 1911, y la recurrencia con que se repiten los acontecimientos que narra Capdevila; llegamos también a la inequívoca conclusión que durante estos años, él mantuvo intermitencia entre París y Barcelona, o venía con frecuencia para visitar a su familia y amigos. Regresa con el estallido de la guerra para entrar por completo en contacto con el mundo del Paralelo, y mantuvo su «Castell Blau» probablemente hasta finalizar el 1916 cuando se instala nueva vez en la “ciudad de las luces” para (…) “estudiar las obras maestras de la pintura impresionista”. El lector se preguntaría ¿Por qué toma esta decisión en medio de la guerra? Es esa la mejor respuesta para demostrar que Gausachs fue un visionario. Él se adelantó a lo que ocurriría al finalizar la Primera Guerra Mundial. Se volvió la normalidad y surgieron nuevas ideas y movimientos intelectuales, culturales y artísticos. Teniendo en cuenta incluso como repercutió el modelo de enseñanza de La Bauhaus en la creación textil contemporánea que se extendió por medio mundo. Gausachs al regresar a Barcelona al final del 1918 se compromete y contrae matrimonio con Juliana Aisa a la edad de 30 años. Ella fue su única esposa. Se instala en el 10 de Carrer d’Oriol Mestres. Fue nombrado “Profesor de Encuadernación Artística” en la Escuela de Artes y Oficios de la Lonja e inicia docencia en la Academia de Bellas Artes de Barcelona como profesor de Dibujo hasta 1936. Gran movilidad de este artista español que sale al exilio desde Burdeos el 24 de diciembre de 1939, lo trae a la ciudad de Santo Domingo, donde vivió casi todo el tiempo hasta el fin de sus días. ¿Crees tú que de alguna manera influyó la dirección del «Castell Blau» en la razón que le da sentido para elegir la ciudad primada de América como residencia temporal entre los lugares que le dieron libertad para escoger y las grandes metrópolis por las que solía moverse?

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