El libro hace un aporte, pues divulga cuestiones de ciencia que de otra manera no hubiesen llegado al gran público

Muchos tabúes se fueron derrumbando, como una catarata de diluvios, después de la Revolución Francesa. Ella fue la musa con rolos que inspiró a muchísimos cambios en las sociedades europeas. En América, se sabe de la influencia para que Estados Unidos se desligara del Reino Unido cuando se veía la necesidad de romper con el dominio europeo.

La abolición de la esclavitad tiene sus raíces allí a través del desarrollo del pensamiento y la asunción de Lincoln para intentar aplicarla.

La ciencia sintió menos la presión de los caprichos monárquicos que, junto a la Iglesia, eran pura dinamita del atraso y de querer anclar las costumbres tradicionales y conservadoras.

La mujer fue abriéndose camino poco a poco.

Cuando Jules Verne escribió “Sans Dessous Dessus” que equivale al título de este escrito, Francia había superado, para 1889, la crisis política que le provocó La Comuna y París mostraba al mundo el avance en las artes y la ciencia.

Ese libro es una combinación de ambas, aunque encuadrado como ficción, como sus dos libros anteriores: “De la Térre a la Lune” de 1865 y “Autour de La Lune” de 1869. Empieza este tercero con un diálogo entre J.T. Maston y su admiradora, la viuda Evangelina Scorbett que en realidad era la matemática rusa Sofya Kovalévskaya.

El interés era que antes de hacer una serie de cambios y llevar su eje a la verticalidad para eliminar las estaciones del planeta.

Esta sociedad compraría los terrenos del Polo Norte dentro del paralelo 84 a 200 centavos la milla cuadrada para luego, enderezada La Tierra, sacarle todo el provecho y obtener ganancias de la gran cantidad de minas, que ellos suponían, había, además del hielo por rumba. Era una jugada como la que hizo Gregorio Riva cuando supo que el presidente Ulises Heureaux iba a construir una estación de tren en Sánchez. Aquel se apresuró y compró todo el pedazo por donde sería más factible tal construcción y así revenderla quintuplicando el precio, lo que no le salió porque Lilís, que sabía más que él, varió los planos de ubicación de la estación.

En la novela de Verne, Inpey Barbicane, el Capitán Nicholl y Maston serían los compradores como comprobaron los científicos en 1990 que el origen de la La Luna es el que le dio tanto la inclinación como un movimiento de rotación. La Tierra giraba alrededor de El Sol como los demás planetas, mostrando siempre la misma cara, prueba de la ausencia de rotación sobre ellos mismos. El impacto recibido por nuestro planeta le desprendió una porción que saltó y quedó en órbita por muchos años que la atracción gravitacional los compactara para formar La Luna. Con la rotación sobre un eje inclinado que se mueve como trompo, tenemos la regularidad de las estaciones por el alejamiento o acercamiento a los rayos de El Sol.

Jules Verne tenía muchos amigos entre los que se contaba al matemático Albert Badoureau, con quien discutía cuestiones completamente científicas y que el escritor llevó a los libros agregándole sus suposiciones e imaginación.

El libro hace un aporte, pues divulga cuestiones de ciencia que de otra manera no hubiesen llegado al gran público.

Demuestra que la mujer tiene tanto talento como el hombre, lo que fuera de la novela lo demostraron muchísimas matemáticas: Emmy Nother con su teoría de invariantes en Física teórica y en Álgebra Abstracta; la canadiense Cathleen Morawetz con sus estudios de ecuaciones derivadas parciales que rigen el flujo de los fluidos; Marina Ratner proferosa de la Universidad de Berkeley en California; Mary Cartwright primera en presidir la London Mathematical Society; Julia Robinson primera en presidir la American Mathematical Society; Emily Warren Roebling, responsable y encargada de supervisar la construcción del puente de Brooklyn en New York que quedó listo en 1883. Y nosotros que tuvimos a Doña Estela Estrella (Mamá Álgebra) que no descubrió nada pero que dedicó su vida a enseñar esa complicada y enredada materia.

El piloto Charles Lindbergh fue homenajeado y cacareado en toda la prensa cuando cruzó el Atlántico en su avioncito, pero no se dijo nada cuando Amelia Enhart hizo lo mismo.

La UCMM de los años 70 tuvo a las profesoras Susy y doña Midence enseñando Cálculo y a Doménica fajá con Química, una verdadera hazaña más que de brujas.

El libro de Verne, como toda su producción es inteligente, ameno y educativo. Las ilustraciones del artista Georges Roux lo hacen aún más interesante.

Los temas de Jules Verne, por su base científica, tienen aún vigencia y, de hecho, el empeño y calidad los ha convertido en clásicos de la literatura universal, como El Quijote.

Verne fue testigo de importantes cambios y descubrimientos de la tecnología.

Su luz se apagó cuando la Revolución Industrial propició, en la literatura, una producción masiva de novelitas y cuentos que se vendían como los cuadritos de los pintores, todo fabricado al vapor porque la nueva ley generalizada era hacer énfasis en la cantidad más que la calidad. Es la ley que dominó la editorial, la pintura y el cine. Solo aquellos que obviaron esa ley pudieron realizar grandes obras, una lucha que todavía perdura. Una lucha entre la artesanía y el arte.

Opinión
La UCMM de los años 70 tuvo a las profesoras Susy y Midence enseñando Cálculo y a Doménica fajá con Química, una verdadera hazaña más que de brujas”.

Dato
La Tierra giraba alrededor de El Sol como los demás planetas, mostrando la misma cara, prueba de la ausencia de rotación sobre ellos mismos”.

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