[Yo escribí sobre el tiempo y sobre el agua, /
describí el luto y su metal morado, /
yo escribí sobre el cielo y la manzana, /
ahora escribo sobre Stalingrado…
Guárdame un trozo de violenta espuma,/
guárdame un rifle, guárdame un arado, /
y que lo pongan en mi sepultura /
con una espiga roja de tu estado, /
para que sepan, si hay alguna duda /,
que he muerto amándote y que me has amado,/
y si no he combatido en tu cintura /
dejo en tu honor esta granada oscura , /
este canto de amor a Stalingrado.]

La opinión y temores del judío Noan Chomsky apuntan, por otra parte, a lo que muchos analistas han comenzado a llamar «La solución final» del problema Palestino. Recuérdese que «La solución final» fue el eufemismo que emplearon los nazis para referirse al exterminio total de los judíos. Los judíos, por supuesto, no utilizan hornos crematorios, pero lanzan bombas crematorias contra la población civil, sin distinción de mujeres y niños.

«Los EEUU —dijo Noan Chomsky en una reciente entrevista—consideran a Israel prácticamente como un retoño militarizado; lo protegen de críticas o acciones, apoyan pasivamente y, de hecho, abiertamente, su expansión, sus ataques a los palestinos y su progresiva apropiación de lo que queda del territorio palestino. Actúan como para hacer realidad un comentario que hizo Moshé Dayán a principios de los años 70 cuando era el responsable de los Territorios Ocupados. Dijo a su gabinete que deberían decir a los palestinos que no tienen solución para ellos, que vivirán como perros, y que quien se haya de ir que se vaya, y ya veremos a dónde nos lleva eso. Esta es, en resumen, la política a seguir. Supongo que EEUU continuará con esa política de una manera u otra».

Añade más adelante el brillante

académico del MIT: «Lo que está ocurriendo en Gaza, (…) empieza con la elección de Hamás, a finales de enero. Israel y los EEUU inmediatamente anunciaron que iban a castigar al pueblo de Palestina por no votar lo correcto en unas elecciones libres. Y el castigo ha sido duro. »Al mismo tiempo, es parcialmente en Gaza, y en cierto sentido, -como escondido pero aún más extremo- en Cisjordania, donde Olmert anunció su programa de anexión, eufemísticamente llamada “convergencia” y aquí a menudo descrita como “retirada”, pero que de hecho consiste en una formalización del programa de anexión de tierras valiosas y de la mayoría de los recursos, incluida el agua, de Cisjordania, así como en una parcelación del resto, ya que Olmert también anunció que Israel ocuparía el Valle del Jordán. Bueno, pues eso se lleva a cabo sin violencia extrema y sin que se hable mucho de ello».

En está reciente fase del conflicto los intereses del colonialismo van alcanzando una definición precisa: la solución final en palestina y el dominio militar en el cercano oriente y parte del medio oriente, hasta la frontera con la india. El detonante o los detonantes de esta guerra etnicida y genocida fueron «la represión intensa y constante –dice Chomsky-; abundantes secuestros; numerosas atrocidades en Gaza; la continua toma de poder en Cisjordania -que de hecho, si continúa, supondrá simplemente el asesinato de una nación, el fin de Palestina».

PCS, miércoles, 23 de Agosto de 2006


Una reflexión desesperada

…Leo con tristeza, con impotencia e indignación este artículo publicado en Clave Digital en el año 2006 sobre la situación en Palestina y compruebo que todo ha cambiado para peor. En ese año los nazi zionistas respondían a los ataques de Hizbolá bombardeando y masacrando a la población civil del Líbano. Lucharon contra un enemigo que no pudieron derrotar y por primera vez perdieron una guerra frente a los árabes.

Ahora se lleva a cabo una devastación sistemática de la Franja de Gaza, y el clamor de una indignación mundial que incluye a millones de judíos no mueve a los dirigentes del estado de Israel a reflexionar. Exacerba más bien su crueldad, bombardean hospitales, masacran niños y niñas, golpean inmisericordemente donde más duele y seguirá doliendo. Pretenden exterminar o expulsar a una población de dos millones y medio de seres humanos. Quizás por eso dijo el brillante Saramago sobre los judíos:

«Comprendemos mejor a su dios bíblico cuando conocemos a sus seguidores. Jehová, o Yahvé, o como se le diga, es un dios rencoroso y feroz que los israelíes mantienen permanentemente actualizado».
Ahora bien, desde hace cien años los nazi zionistas han recibido el apoyo militar y armamentista de Inglaterra, han recibido el apoyo de los franceses en el desarrollo de la industria nuclear y la bomba atómica (de la que ya disponían en 1960 y estuvieron a punto de usar contra Egipto durante la guerra de Yom Kipur en 1973). Además ha recibido por igual el apoyo de los alemanes (traducido en submarinos con misiles dotados de posible capacidad nuclear), y han recibido sobre todo el apoyo del imperio usamericano, que lo ha dado todo, que ha movido portaviones y submarinos atómicos a las cercanías del conflicto para garantizar la victoria contra unos veinte o treinta mil guerrilleros de Hamas.

Como resultado del surgimiento del estado de Israel, Palestina quedó dividida en tres partes que Israel ha ido fagocitando. Se apoderó del Sinaí, de los altos del Golán, se anexionó Jerusalén oriental y ocupó Gaza y Cisjordania. Hasta hace poco, la Franja de Gaza era una especie de campo de concentración, una cárcel a cielo abierto, mientras que las aldeas y pueblos de Cisjordania han sido rodeados por muros ciclópeos y los colonos israelíes se están robando hasta la última pulgada de tierra.

Con todo, no parece que la voluntad de lucha del pueblo palestino se haya debilitado. Palestina, el pueblo palestino, asombra al mundo por su voluntad de resistencia, su terquedad y persistencia, su valor a toda prueba. En las ruinas de la Franja de Gaza, como en las ruinas de Stalingrado, se juega el destino de miles de seres humanos y quizás el destino de la humanidad.

En fin, como dice Pablo Neruda en un famoso canto, yo también «digo mierda por una humanidad que deja morir solos sus héroes».

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