En un tiempo presente de incertidumbres cuando la palabra libertad ha perdido su polisemia, reducida exclusivamente a la lujuria del capital, en descrédito de un orden liberal occidental que alimenta contiendas imposibles de justificar más allá de la avaricia y el total desprecio de la vida humana, quiero rescatar, en anhelo de sueños y utopías, la historia casi olvidada de un sugerente líder afro jamaiquino que soñó con un mundo mejor para los descendientes de la esclavitud. Su nombre, Marcus Garvey, quien organizó entre 1919 y 1926 en el barrio neoyorquino de Harlem un movimiento negro nacionalista de trascendencia internacional. Soñaba con embarcaciones en las que los hombres y mujeres negros americanos pudieran retornar a África, idea con la que creó la Black Star line. Una utopía con la que este hombre, vestido como mariscal de Napoleón, reunía multitudes entusiastas hace poco más de un siglo.
Nació en en Ann’s Bay, Jamaica el año de 1887. Allí vivió su infancia y asistió al colegio hasta los 14 años. Tras viajar por el caribe centroamericano evidenció las míseras condiciones en que vivía la población afrodescendiente. Más tarde fue a Inglaterra donde continuó estudios entre 1912 y 1914. Trabajó en Londres como periodista y comprobó la sumisión que padecían los pueblos africanos bajo el dominio imperial británico. Muchos inmigrantes africanos con los que Garvey pudo conversar, en su mayoría estudiantes y trabajadores portuarios, le manifestaron cómo las tierras de sus antepasados fueron usufructuadas por las honorables autoridades inglesas y sus habitantes forzados a trabajar en condiciones inhumanas, vislumbrando cómo los poderes coloniales se repartieron arbitrariamente África. Su experiencia le ayudó a concebir la visión de un mundo más cruel con las personas de su raza.

A su vuelta a Jamaica, en 1914, Garvey fundó el grupo político afroamericano con mayor número de integrantes de la historia: la Asociación Universal de Desarrollo Negro y la liga de Comunidades Africanas (UNIA), que lo convirtió en el primer líder de un movimiento de afrodescendientes del siglo XX, antecesor de Martin Luther King, Malcolm X y los independentistas africanos. Su objetivo, su sueño, construir una nación africana gobernada por y para hombres y mujeres negros. Tras conseguir un tímido apoyo en la isla caribeña en 1916 se trasladó hacia los Estados Unidos, donde abrió la primera sede de la UNIA en Harlem y posteriormente en otros guetos del norte del país. En 1919 su propuesta contaba con más de 2 millones de seguidores. Desde la tribuna del Liberty Hall, hablaba de un nuevo hombre negro orgulloso de serlo. La UNIA celebraba reuniones y proporcionaba clases a las personas desfavorecidas, también alentaba debates públicos y conciertos. Muchos se unieron a la organización, pero otras personas de cierto nivel educativo y económico que no querían ser llamados “negros” y trataban de emular a los blancos, debido a la propaganda colonialista que hacía creer que eran inferiores por ser de otro color y tener una cultura originaria distinta, le dieron la espalda.

Como afirma Alta Hooker con su poderoso discurso a favor de reformas esenciales, Garvey encendió la imaginación de millones de afrodescendientes y dio vida a uno de los episodios más inimaginables del movimiento negro y la diáspora africana. Su filosofía política concebía un nacionalismo que promulgaba el retorno a África con el sueño de unir a todos los pueblos negros del mundo para reintegrarlos en una África libre y unida. Así, la UNIA se esparció con fuerza por todos los rincones del Caribe.

Su periódico, The Black World, relataba las hazañas de héroes de la raza negra y resaltaba los esplendores de la cultura africana. Enseñaba con ahínco a través de sus páginas la idea de que los hombres negros sólo serían respetados cuando fueran económicamente poderosos, y predicaba la creación de una economía negra independiente en el marco del capitalismo blanco. Para lograr estos fines, creó la Black Factories Corporation y la Black Star Line (1919), así como una cadena de restaurantes y tiendas de comestibles, lavanderías, un hotel e imprentas.

En 1920 alcanzó el cenit de su poder cuando organizó y presidió una convención internacional en Liberty Hall, a la que acudieron delegados de 25 países. El acontecimiento culminó con un desfile de 50.000 personas por las calles de Harlem, encabezado por Garvey con un llamativo atuendo.

Sin embargo, su poco eficiente gestión empresarial y una más que dudosa doctrina de la pureza racial y separatismo le granjearon enemigos acérrimos entre otros líderes negros notables, entre ellos el líder sindical A. Philip Randolph y William Edward Burghardt Du Bois, jefe de la Asociación Nacional para el Progreso de las Personas de Color (NAACP). La influencia de Garvey disminuyó rápidamente cuando él y otros miembros de la UNIA fueron acusados de fraude postal en 1922 en relación con la venta de acciones de la Black Star Line. Cumplió dos años de una condena de cinco de prisión. En 1927, el presidente estadounidense Calvin Coolidge le conmutó la pena siendo deportado como extranjero indeseable a Jamaica, donde fundó el primer partido moderno de dicho país en 1929, el Partido Político del Pueblo. No obstante, sin opciones reales de desarrollar su programa político en la sociedad jamaiquina, por entonces aún colonia británica y mucho menos desarrollada que Estados Unidos, Garvey se marchó en 1935 y murió en Londres en 1940.


Centro estudios caribeños. PUCMM. Connected Worlds: The Caribbean, Origin of Modern World”. This project has received funding from the European Union´s Horizon2020 research and innovation programme under the Marie Sklodowska Curie grant agreement Nº 823846. Dirigido por Consuelo Naranjo Orovio desde el Instituto de Historia-CSIC.

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