Conocer y participar en los protocolos de seguridad es fundamental para los pacientes y para sus familias
Los errores quirúrgicos pueden involucrar el tipo de intervención, la ubicación exacta de la cirugía o incluso la correcta identificación del paciente. Estos fallos, aunque prevenibles, representan riesgos graves que solo pueden minimizarse si se siguen protocolos estrictos de seguridad.
Por diversas razones, incluida la prevención de errores y la promoción de prácticas seguras, la Organización Mundial de la Salud (OMS) estableció el 17 de septiembre como el Día Mundial de la Seguridad del Paciente. Este día busca crear conciencia sobre la importancia de la seguridad en la atención médica y promover acciones que reduzcan los riesgos y errores en procedimientos quirúrgicos.
De acuerdo con el doctor Luis Abreu, anestesiólogo del Centro Médico de Diabetes, Obesidad y Especialidades (Cemdoe), “es esencial que los pacientes y sus familiares conozcan los protocolos de seguridad y participen activamente, porque esto no solo les brinda confianza, sino que también contribuye a la reducción de riesgos durante el proceso quirúrgico”.
Es por ello que toda persona que vaya a someterse a cualquier tipo de procedimiento quirúrgico debe estar informada sobre los riesgos, pero también sobre los protocolos de seguridad que su centro médico y sus especialistas deben seguir para salvaguardar su salud y garantizar que la cirugía sea segura.
En ese sentido, el doctor Abreu define la cirugía segura como “el conjunto de prácticas y protocolos diseñados para reducir los riesgos y prevenir eventos adversos durante los procedimientos quirúrgicos, con el objetivo de mejorar la seguridad del paciente y reducir las complicaciones y muertes asociadas a la cirugía”.
Indica que, para minimizar los riesgos asociados a errores quirúrgicos evitables, el equipo médico debe seguir un protocolo o Listado de Verificación Quirúrgica (LVQ) desarrollado por la OMS, que permite verificar tres momentos clave en la cirugía: antes de la inducción anestésica, antes de la incisión quirúrgica y antes de que el paciente salga del quirófano.
“Este proceso permite revisar puntos cruciales como la identificación del paciente, el procedimiento correcto y la prevención de infecciones. El LVQ es fundamental para garantizar que todos los miembros del equipo quirúrgico estén alineados en cuanto a los detalles del procedimiento”, asegura el anestesiólogo.
Estándares internacionales reducen errores quirúrgicos
El doctor Abreu explica que los eventos adversos más comunes de una “cirugía no segura” incluyen infecciones asociadas a los servicios de salud (adquiridas durante la estancia en un hospital), errores de medicación y complicaciones por falta de una preparación adecuada, y agrega que la falta de adherencia a los protocolos establecidos es otro factor de riesgo.
“El uso de herramientas como el LVQ, la implementación de protocolos internacionales como los de la Joint Commission International e involucrar activamente al paciente en el proceso son claves para reducir los eventos adversos y garantizar el éxito de las intervenciones quirúrgicas”, señala.
En este punto, el doctor Abreu resalta la importancia del Protocolo Universal de la Joint Commission International (JCI), un estándar de calidad diseñado para mejorar la seguridad y calidad del cuidado de los pacientes a nivel mundial. Esta acreditación internacional se enfoca en promover prácticas seguras y efectivas en el ámbito de la salud.
“Este protocolo universal de la JCI ayuda a reducir los errores médicos que afectan la salud y la vida del paciente, asegurando que la cirugía se realice en el lugar y en el paciente correctos, a través de medidas específicas de verificación preoperatoria, marcado del sitio quirúrgico correcto y una pausa quirúrgica antes de iniciar el procedimiento”.
Finalmente, Abreu sugiere a los pacientes y familiares asegurarse de que su centro médico implemente los protocolos de seguridad quirúrgica y mantenerse informados en todo momento durante su atención médica.