Esta temporada puede tener repercusiones en afecciones dermatológicas, mejorando o agravando los síntomas

Los síntomas de algunas de las enfermedades dermatológicas más comunes pueden agravarse o, por el contrario, mejorar durante el verano gracias al sol, al agua del mar y a un menor nivel de estrés durante esta época del año. Sin embargo, y a pesar de los posibles beneficios en algunos casos, exponer la piel no siempre es sencillo para estos pacientes.

La llegada del verano trae consigo un aumento de las temperaturas y del tiempo de exposición solar. Protegerse adecuadamente del sol es, durante esta época del año, más importante que nunca.

Una exposición solar controlada y tomando las precauciones necesarias (aplicar un fotoprotector solar alto y evitar las horas centrales del día) puede contribuir a mejorar los síntomas de algunas enfermedades de la piel.

Pero el sol no siempre es un aliado y algunos pacientes deben evitarlo. Además, el calor y el sudor que provoca pueden impactar negativamente en algunas enfermedades, empeorando los síntomas y provocando brotes.

A todo ello hay que sumarle el impacto psicológico y emocional. Enseñar la piel, especialmente cuando se tienen lesiones, o las marcas de lesiones antiguas, puede resultar difícil. Muchos pacientes sienten vergüenza o incluso temor a la reacción de la gente.

Dermatitis Atópica

La dermatitis atópica es una enfermedad crónica, con brotes, que se manifiesta con eczemas en la piel y picor. El picor puede llegar a ser muy intenso hasta el punto de afectar considerablemente la salud física por la descamación que produce el consiguiente rascado, además de la psicológica.
En esta época del año, los síntomas, fundamentalmente el picor, pueden verse agravados a causa de las altas
temperaturas.

África Luca de Tena, miembro de la Asociación de Afectados por la Dermatitis Atópica (AADA), en España, señala: “Con el calor muchos pacientes sufren, ya que el sudor nos provoca mucho picor, pero también se ha demostrado que con precaución y en pequeñas dosis, el sol puede ser beneficioso”.

La clave, dice, es encontrar el equilibrio. “Se debe evitar estar expuestos a altas temperaturas para evitar dentro de lo posible sudar mucho y utilizar una crema de protección alta e hidratante, libre de perfumes”.

Sobre el impacto psicológico, África Luca de Tena señala que “algunos pacientes sienten vergüenza al mostrar su piel desnuda, ya sea en bañador o con manga corta”.

“Es una patología tan extendida que a menudo la gente cree que conoce sus implicaciones, pero hay diferentes grados de gravedad y muchos de los retos a los que se enfrentan los pacientes son desconocidos o están banalizados”, lamenta.

Psoriasis

La psoriasis es una enfermedad inflamatoria del sistema inmunitario que puede afectar a la piel, las uñas y las
articulaciones.

De acuerdo con Santiago Alfonso, director de Acción Psoriasis, “la enfermedad interfiere en todos los aspectos de la vida. Es una enfermedad visible y, como tal, está presente las 24 horas del día”.

La exposición a la luz ultravioleta (fototerapia) es uno de los tratamientos más extendidos para la psoriasis. Por este motivo, la exposición solar tiene un impacto positivo y mejora los síntomas de la enfermedad.

“El verano es bueno para la psoriasis por varios aspectos. Por un lado, el sol y, por otro, porque en la época del verano los pacientes están más relajados. Está comprobado que rebajar el estrés mejora la psoriasis”, sostiene Santiago Alfonso.
Y aunque el verano es bueno para la psoriasis, mostrar la piel requiere de un esfuerzo emocional del paciente.

“Muchos pacientes son víctimas de miradas de rechazo… El paciente se ha de armar de valor para quitarse la ropa y mostrarse en una playa o una piscina”, explica el director de Acción Psoriasis.

Artritis psoriásica

La artritis psoriásica es una enfermedad inflamatoria crónica que afecta a las articulaciones y/o entesis (zona de unión del tendón y ligamento al hueso).

Afecta fundamentalmente a las articulaciones de los dedos de manos y pies, la columna lumbar y sacra, las muñecas y las rodillas y se caracteriza por rojez, hinchazón y dolor de las
articulaciones afectas.

Entre un 10 y un 30 % de las personas que sufren psoriasis cutánea pueden desarrollar artritis psoriásica a lo largo de su vida.

En la mayoría de los casos, la artritis psoriásica se manifiesta después de haber sido diagnosticados de psoriasis cutánea, con una media de 10 años entre la aparición de la afectación cutánea y el diagnóstico de la artritis.

Entre el 10-25 % de los casos, la artritis aparece antes que las afectaciones en la piel, hecho que provoca que se pueda confundir con una artritis normal.

Solo en el 10-15 % de los casos, las manifestaciones de psoriasis y artritis aparecen de forma simultánea.

Por otro lado, Amelia Alcaraz, miembro de ConArtritis, explica que el impacto de la artritis psoriásica es similar al de la artritis reumatoide, “afecta mucho a los tendones, que se inflaman, y también a las articulaciones, aunque no es tan erosiva como la reumatoide”.

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