Atender a tiempo, desde el punto de vista profesional, el estrés y la ansiedad sin control puede salvar su vida

Es común que se escuche a las personas decir que están irritados, incómodas, que tienen sueño o están cansadas. Lo que parece ser algo “aparentemente normal” por la nueva forma de vida que tiene la gente trabajando de más y ultraconectados, de no tratarse a tiempo puede llevar a un estrés que deja de ser positivo y degenera en enfermedades de la salud emocional que necesitan de la intervención de un especialista en el tema.

El estrés y la ansiedad de la que tanto se habla en el diario vivir no son exclusivos de una edad, ya que incluyen tanto al niño, al adulto y a la persona en proceso de envejecimiento. ¿Quién cree que un niño se puede estresar o tener ansiedad? Para un adulto es ilógico pensarlo, por eso la psicóloga Delsa Avilés de Cambiaso, experta en Intervención en Ansiedad y Estrés, explica con detenimiento sobre el tema.

“El estrés es un proceso de todos los seres humanos, bebés, niños, adolescentes y adultos, que se va dando cuando valoramos una situación como peligrosa o amenazante. Si creemos que algo nos causará dolor o problemas tenemos un mecanismo de alarma que nos ayuda a prepararnos para estas situaciones”, indicó Avilés de Cambiaso.

La explicación continúo con la indicación de que “el estrés en sí no es negativo, pero el estrés prolongado y elevado nos puede causar situaciones emocionales como la ansiedad, depresión, irritabilidad, bajar nuestras defensas y soler enfermarnos mucho; ocasiona ataques de pánico, entre otros”.

Para saber si estamos estresados, la especialista en terapia familiar y de pareja recomienda que evaluemos nuestro estado emocional, cómo dormimos y conciliamos el sueño; si tenemos insomnio o nos levantamos mucho en las noches; si siente que no puede estar tranquilo, sensación de estar acelerado, nervioso, preocupado por todo o con pensamientos negativos.

Es importante tener en cuenta un aspecto y es que no es lo mismo el estrés que la ansiedad. “El estrés es un mecanismo que ocurre en nuestro cuerpo por situaciones reales y que pone en marcha un estado de emergencia que nos mantiene alerta frente a cualquier peligro; en cambio, la ansiedad es una emoción secundaria como los celos, envidia, el humor”.

Un ejemplo que da Avilés de Cambiaso es, si voy cruzando la calle y viene un carro que creo me atropellará, reacciono rápidamente, mi corazón se acelera, mis manos sudan, mis músculos se tensan; al pasar el susto me quedo temblorosa, pero al tiempo voy sintiéndome mejor. Después de esa experiencia, si cada vez que cruzo la calle pienso que no soy cuidadosa, que no veo bien, que siempre me equivoco, que me van a atropellar, que nadie se dará cuenta, pues manejaré la emoción de ansiedad que ocurre con situaciones más subjetivas o aprendidas.

Entonces llega una pregunta para la especialista y es: ¿qué podemos hacer para enfrentarnos al estrés y la ansiedad?
Tenemos que entender primero que estamos viviendo una época donde lo que necesitamos es sobrevivir, lo demás resta tanta importancia, no es que no nos vamos a preocupar pero tenemos que buscar alternativas para liberar la tensión.

Complementa la información diciendo que “si no tiene solución, ¿por qué te preocupas? El tratar de controlar todo en estos tiempos tampoco nos ayuda, debemos soltar entendiendo que mientras más tranquilos estemos, más fácil podremos encontrar la solución, siempre vendrán problemas o habrá aquello que nos asuste y lo más probable es que nuestra primera reacción sea la negativa, eso no importa; lo que de verdad importa es la magnitud e intensidad que le demos a nuestros problemas”.

El hacer ejercicios, comer bien, encontrar actividades que le distraigan, ver una película o leer un buen libro, son alternativas de lo que se puede hacer pero dependerá de la situación de cada quien.

Y como idea final, Avilés de Cambiaso argumenta que el estrés y la ansiedad se manejan, se trabajan y se aprenden alternativas saludables para afrontarlas; pero si muestras enfermedades las cuales no tienen causa aparente, lloras todo el tiempo, sientes apatía, irritabilidad, has incurrido en exceso de alcohol o un aumento significativo de peso, y al final del día, sientes que no puedes más con la vida y hasta has pensado en terminarla es hora de buscar ayuda. “Esto no te hace débil al contrario es de fuertes el buscar ayuda”.

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