En este Día del Padre 2021, rendimos tributo a todos los hombres que han dejado sembradas sus huellas generacionales en sus nietos

Ahora que veo a mi padre convertido en un abuelo me llega una definición a la mente que quiero compartir y es que en su rol es un consultor, un tesoro; ese sabio que siempre quieres escuchar porque ya lleva años de reflexiones sobre la fragilidad de la vida, posee experiencias y puede hablar con certeza de añoranzas y recuerdos de su infancia.

Decidí consultar a un abuelo para hablar de su experiencia. Justo Avilés Sánchez inició su comentario diciendo que “ser padre es una gran tarea: retadora y feliz, en ese momento somos jóvenes y sin experiencia, aprendemos haciendo las acciones de ser padre, educando y corrigiendo cuando es necesario; pero ser abuelo es totalmente diferente, pues solo estamos para consentir sin malcriar y sin la presión de educar, porque para eso están sus padres”.

Complementa la reflexión sobre el tema la psicóloga Martha Beato, quien comenta sobre la llegada de la jubilación en el abuelo definiéndola como una experiencia muy diferente a la que se vivía años atrás, ya que anteriormente se hablaba de cambiar a una vida más tranquila, dejar de trabajar y muchas veces hasta pasar a depender de familiares.

La experta dice que la jubilación es como el aviso de una nueva etapa, de un cambio en la vida productiva, donde la mayoría de los hombres van a tener que seguir produciendo o buscar la forma de ser productivos.

“Ese hombre que quizás no tiene que cumplir con un horario como antes, que va a tener más espacio para descansar o para estar en su casa, pudiera entonces disfrutar de los nietos más de lo que disfrutó a sus hijos, porque mientras los hijos estaban creciendo era un hombre productivo que estaba saliendo adelante y quizás no tenía ni el tiempo, ni la paciencia, ni la dedicación. En ese sentido, los nietos llegan en un excelente momento para disfrutar de sus abuelos”, dijo Beato.

Avilés Sánchez narra que lo que más le gusta es compartir la alegría con sus nietos, escuchar sus ocurrencias, verlos crecer, aprender cosas nuevas, mimarlos y, sobre todo, ser el mejor abuelo del mundo dada la importancia que tiene en la vida y la formación de los nietos.

“Una vez leí algo que es broma, pero resume la bendición de ser abuelo: si hubiera sabido cuán maravilloso es tener nietos, los hubiera tenido primero”, contó Avilés Sánchez.

Beato indica que la edad en la que se supone que la persona se convierte en abuelo, es el momento en donde ya ha llegado la madurez a la vida. Generalmente se es más sabio, han cambiado las prioridades, se distingue fácilmente lo accesorio de lo esencial y se valora la llegada de los nietos desde un lugar diferente a como fue la llegada de los hijos.

“Los abuelos pueden contribuir en el proceso educativo pero con la parte hermosa, no con la parte de corregir; con la parte de enseñar cosas, acompañarlos a que vivan experiencias, compartir juntos la lectura de cuentos, paseos”, explicó Beato.

Y hablando de los días más grises de la pandemia, en la que los hijos y los nietos dejaron de visitar a los abuelos, el abuelo Justo expresó que ese fue un momento en que experimentó la tristeza de no ver a sus nietos, cargarlos o jugar con ellos por el confinamiento. Aunque no les veía físicamente, estuvo feliz de saber estaban sanos y todos los días aprovechó la tecnología para hacer encuentros familiares con sus hijos y nietos.

Según constató la psicóloga, la pandemia trajo muchos cambios e impactos de parte y parte, ya que desde el inicio se decía que los niños podían ser portadores, entonces se prohibió el que se pudiera entrar en contacto, así que para muchos abuelos la relación con los nietos se tuvo que dar a través del teléfono y eso marcó una diferencia; pero además muchos nietos se vieron afectados, porque fueron muchos los abuelos que partieron como consecuencia del COVID-19 y estos niños de repente se quedaron con un espacio emocional vacío.

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