En medio de una realidad marcada por casos frecuentes de violencia de género, las «redes de apoyo» emergen como faros de esperanza para mujeres que enfrentan situaciones de maltrato. Más allá de las estadísticas, estas redes, conformadas por familiares, amigos y personas de confianza, se convierten en un elemento vital para preservar la vida y empoderar a las víctimas.

Según el estudio “Víctimas de violencia familiar: Consecuencias psicológicas en hijos de mujeres maltratadas de la Universidad de España,  a cargo de Rosa Patró Hernández, el término violencia familiar hace referencia a cualquier forma de abuso, ya sea físico, psicológico o sexual, que tiene lugar en la relación entre los miembros de una familia.  

“Como todo abuso, implica un desequilibrio de poder, y es ejercido desde el más fuerte hacia el más débil con el fin último de ejercer un control sobre la relación. Tradicionalmente, en nuestra sociedad, dentro de la estructura familiar jerárquica actualmente predominante, los dos principales ejes de desequilibrio los han constituido el género y la edad, siendo las mujeres, los niños y los ancianos las principales víctimas de la violencia dentro de la familia.”, indica el documento.

La exposición a la violencia puede resultar en un trauma psicológico significativo. Las víctimas pueden experimentar síntomas similares al trastorno de estrés postraumático (TEPT), como flashbacks, pesadillas, hipervigilancia y evitación de situaciones relacionadas con el trauma.

La violencia, ya sea física, verbal o emocional, no solo deja huellas visibles en las víctimas, sino que también deja cicatrices emocionales profundas y duraderas. Según los psicólogos consultados, estas son algunas de las manifestaciones psicológicas comunes observadas en individuos que han experimentado violencia.

En el caso de la ansiedad y la depresión son respuestas comunes a la violencia. Las mujeres pueden experimentar nerviosismo constante, miedo y sentimientos de tristeza profunda. Estos trastornos pueden persistir incluso después de que cese la violencia.

Además, las experiencias de violencia pueden afectar negativamente las relaciones interpersonales. Las mujeres pueden tener dificultades para confiar en otras personas y para establecer y mantener relaciones íntimas y saludables.

Grupos de apoyo

Los casos de violencia de género en el país son cada día más frecuentes. En cada situación, el apoyo de las personas cercanas, familiares y amigos es fundamental para lograr que se preserve la vida de la víctima. A esos círculos se les conoce como “red de apoyo”.

De acuerdo con un estudio realizado por la Universidad de Guadalajara, México, el concepto de apoyo social se refiere a las personas con las que las víctimas de violencia de género establecen vínculos cercanos y de confianza.

la psicóloga dominicana, Lisanna Pérez, quien aseguró a elCaribe que estas redes de apoyo tienen que ser protectoras: estar disponibles para ayudar a la víctima, facilitar el traslado en caso de que quiera liberarse de su verdugo, como también proporcionar las alternativas de protección.

“En primer lugar, la red de apoyo debe favorecer que la mujer víctima se exprese sin temor y que comunique lo que le está sucediendo. A partir de esto, entonces se puede ayudar a la mujer a nombrar las formas de violencia que está sufriendo, a desnormalizar el maltrato, recordarle que ella no es la culpable y ayudarla a buscar alternativas de protección para ella y sus hijos/as”, indicó.

La también terapeuta familiar sostuvo que estas redes deben de conocer el ciclo de la violencia y sus tres fases, las cuales son aumento de tensión, explosión y “luna de miel”. En esta última fase es que el agresor aparenta estar más tranquilo, promete cambiar y pide perdón, pero sigue siendo un momento de riesgo para la víctima.

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