La idea es ofrecer respuestas que los eduquen. Para estos casos es importante ser honestos, concisos y empáticos

A toda madre le llega el día de contestar preguntas sobre la sexualidad a sus hijos. Quizás pueda experimentar vergüenza con el hecho de no tener la respuesta a la inquietud en el momento, pero lo cierto es que hay que abordar el tema.

La psicóloga Rosangel de los Santos indica que la tarea de los progenitores es entregarles las herramientas necesarias a los hijos que les permitan en la adultez su iniciación en las relaciones sexuales con responsabilidad y sin temores.

Vencer el miedo

Entonces las madres, ¿cómo pueden vencer el miedo de conversar con sus hijos sobre la sexualidad? Su respuesta es que “llegado ese día, el cual entendemos que nunca sucederá, y nuestro niño, por ejemplo, con cinco años te dice mirándote a los ojos: ¡mamá! Yo sé por donde nacen los hijos, ahora yo quiero saber cómo se hacen… Cuando estos temas aparezcan como relámpago, hay que estar abiertos y disponibles para el diálogo, actuar de una manera natural, y llamando las cosas por su nombre”.

La idea es ofrecer respuestas que los eduquen. Para estos casos es importante ser honestos, no reírnos o burlarnos, ser concisos y empáticos. La edad en que se hace el cuestionamiento ofrece discernimiento a los padres, ya que “se debe tener claro que la pregunta que hace un niño de tres años no es la misma que hace uno de 7, y mucho menos uno de 14”.

Los niños y jóvenes tienen diferentes etapas sexuales, los padres deben identificarlas y conforme al momento que esté pasando su hijo, realizar pequeños abordajes, lo que va a conllevar a que cuando tomen la decisión de iniciarse sexualmente estén preparados.

Suele suceder que los hijos tienen más acercamiento con la madre para indagar acerca de estos temas, lo que De los Santos corrobora indicando que “los niños al nacer crean un vínculo de complicidad con su madre, el cual se va robusteciendo a medida que van creciendo, ellos tienen más confianza de abordar a la madre, ya que sienten que se dirigen a puerto seguro. Claro, vale destacar que hay sus excepciones”.

La psicóloga Rosangel de los Santos.

Involucrar la pareja

Entonces, ¿cómo involucrar a la pareja? La psicóloga dice que los padres deben tener en cuenta que hablar de sexualidad con los hijos debe ser igual de importante como cuando le decimos que no pueden robar y que deben ser honestos. Se trata de un derecho que asiste a los hijos, así como el de la familia, la alimentación y la educación.

En el corto, mediano y largo plazo, una buena educación sexual provista en el seno del hogar permite que las personas aprendan a conocer su cuerpo, eleva el hecho de evitar abusos sexuales, ofrece claridad en la elección de la pareja, posibilita que ocurran relaciones sexuales responsables y que se planifique un proyecto de vida; permite que los hijos manejen los temas de las enfermedades de transmisión sexual, confusión sexual, conozcan sobre la prostitución y que comprendan acerca de los embarazos no deseados.

Rosangel explica que los errores más comunes que se cometen a la hora de comunicarse con los hijos es mostrarles miedo, no hacerlo con respeto y no hacer el abordaje de una manera adecuada.

“Pertenecemos a una sociedad donde nuestros padres no fueron educados sexualmente, esa antorcha se ha pasado de generación en generación. Cuando se presentan estas escenas, las respuestas suelen ser las siguientes: no tienes edad para eso, quienes hablan de eso son niñas pervertidas, con quién te estás juntando o no voy a hablar de eso ahora”.

Las exhortaciones a los padres son vencer sus miedos y documentarse desde que llega el proyecto de los hijos, ya que como es inevitable que aprendan a caminar y que los dejes solos ese primer día en el colegio, también va a llegar el día que se inicien sexualmente y estarán frente a sí mismos.

De los Santos narra que como madre ha tenido que hacer algunas modificaciones a la educación sexual que recibió, fortaleciéndola y derribando muros de miedo. Hay que tener claro que los intereses de un joven de 15 años de hace dos o tres décadas atrás son muy diferentes a los de un niño de 12 en la actualidad.

“Lamentablemente estamos viviendo en una sociedad muy sexual. Nuestros jóvenes tienen un bombardeo masivo y ellos tienen que luchar con muchos demonios de desinformación, lo que debemos es prepararlos para que cuando la información les llegue estén sobre una base sólida donde se puedan balancear, pero no derrumbarse”, agrega.

Cuando los hijos llegan, es producto de un acto sexual y tenemos que fomentar en ellos que lo vean con respeto y con el convencimiento de que es una experiencia que fue creada para disfrutar con responsabilidad, dice.

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