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Haber vivido la mayor parte de mi vida entre Cuba y la Unión Soviética me hizo pensar que la prensa era monolítica y de una sola voz. Era imposible escuchar otras voces que no fueran las que dictaban desde los editoriales hasta la inmensa cantidad de producción de toneladas de viandas y carnes para la población, que en realidad solo existían en los noticieros, pero no en los colmados ni las carnicerías. Eso de llamarle decadencia pequeño burguesa a la libertad de prensa, me comenzó a parecer sospechoso.
A fines de los años 80, al calor de la glasnost y la perestroika, comenzaron a salir a la luz pública los abusos de poder, los asesinatos, los errores, la corrupción en la Unión Soviética. Cuba siguió impertérrita, a pesar de un creciente movimiento de prensa independiente y semiclandestina por lo cual, por ejemplo, el poeta Raúl Rivero (fallecido hace poco más de seis meses en Miami) fue condenado a 20 años de prisión.

El 11 de julio del 2021 una manifestación espontánea que comenzó en San Antonio de los Baños, se multiplicó como pólvora a lo largo de decenas de ciudades de Cuba. Adolescentes y niños, en toda la isla se sumaron a las manifestaciones más multitudinarias en 63 años de Revolución. Todo el mundo las vio.

Aunque allí la prensa sigue estando en manos del Partido Comunista de Cuba, las redes sociales, la Internet y los celulares rompieron el telón de acero de los medios oficiales. Se sabe que más de medio centenar de menores de edad fueron apresados, maltratados y enjuiciados, por lo cual la mayoría cumple largas condenas. Solo por manifestarse: un derecho que la Constitución cubana recoge, pero que es sistemáticamente eliminado en la práctica.

La libertad de expresión y la libertad de prensa son dos pilares de la democracia en República Dominicana donde 17 senadores (entre ellos amigos), han votado un proyecto de ley que limitaría esas conquistas. Me asombra la pasividad de los periodistas. Me asombra que los legisladores mismos puede que estén afilando cuchillo para su propia garganta. Yo que vengo de aquel mundo sé lo que les digo.

¡Pobre de este país si ese proyecto llega a hacerse realidad!

Posted in A quién más a quién menos

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