Mañana los católicos se abrazan a la devoción de la Virgen de la Altagracia, llamada madre espiritual de los dominicanos, una tradición religiosa y cultural de cinco siglos que cada 21 de enero se manifiesta con esplendor y entusiasmo renovados. Y, como todos sabemos, la conmemoración enmarca una de las cartas pastorales que la Iglesia católica suele producir en coyunturas cruciales de la vida nacional, para llamar la atención sobre cuestiones de mucha importancia para preservar valores fundamentales. Los puntos que ha abordado en esta oportunidad son conocidos, pues se refieren a los feminicidios, el narcotráfico y las próximas elecciones. Pero no basta conocerlos, hay que debatirlos y exigir soluciones.

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