Teníamos que el problema de las tres causales para el aborto era el escollo que impedía la aprobación del anhelado nuevo Código Penal, pero después se llegó a otra conclusión: que había legisladores que querían consignar la prescripción de los delitos de corrupción. Las facciones políticas en ambas cámaras se culpan por su parte unas a otras por el empantanamiento de la legislación en el Congreso. Sea cual fuere la causa, el culpable, es prácticamente un hecho que el nuevo código no será aprobado tampoco este año. Se esfumó la expectativa de lograrlo que surgió en abril en la Cámara Baja; a estas alturas es improbable que se apruebe. No hay cambio, seguimos con nuestro obsoleto Código.

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