Hemos hablado sobre el preocupante problema de la proliferación en los últimos tiempos, de bandas que operan y aterrorizan barrios enteros. Aunque las tropelías de esos vándalos suenan más cuando ocurren en los grandes centros urbanos, se registran ya por igual en poblaciones del interior del país. El más reciente caso es el de un antisocial “Kiko La Quema”, que desafía hasta la persecución de un contingente policial y que intranquiliza a toda una comunidad en Cambita, San Cristóbal. Para colmo hay bandas que se disputan puntos de drogas y que protagonizan ajustes de cuentas en medio de tiroteos en los que muere gente seria e inocente.

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