Las organizaciones criminales hicieron prácticamente “invivible” a El Salvador, hasta que llegó a la presidencia el “millenial” Nayib Bukele. Hizo al país nuevamente “vivible” y ahora disfruta de mucha popularidad y fue por la reelección. Su método fue “mano dura”, imponiendo estado de excepción y atropellando principios fundamentales como presunción de inocencia, derecho a defensa, debido proceso, etc. Logró el objetivo de hacer el país más seguro, pero prohijando en el camino abusos e injusticias contra gente inocente. Bukele es ahora alabado por un lado, pero criticado por otro. ¿Dar carta abierta a las fuerzas de seguridad en nombre de la lucha contra el crimen? Ahí un cercano ejemplo contemporáneo.

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