El caso de “Kiko la Quema”, quien, a juzgar por los aprestos policiales, se sitúa como uno de los hombres más buscados de todos los tiempos en el país, ha causado gran revuelo mediático, y ha connotado un fuerte seguimiento noticioso. Entretanto, sin embargo, faltan respuestas a preguntas fundamentales. Por ejemplo, si su prontuario se remonta al 1998, ¿cómo es posible que sus presuntas actividades delictivas se hayan informado o revelado como si se tratara de un personaje de reciente incursión en el mundo de las drogas?, ¿cómo podía operar sin contar con algún tipo de apoyo o protección? Para colmo, su abogado dijo que es “un simple distribuidor”.

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