Nuestro país se ha tornado violento. A la violencia generada por delincuencia común, que redunda muchas veces en víctimas fatales, se ha agregado la que generan narcotraficantes, en cuyo caso a veces muere gente inocente, y hay que añadir los feminicidios. Un grave estado, pero que nos parece solamente cosa puntual al caso sobrecogedor del momento, como editorializó ayer elCaribe. Estamos conmovidos ahora con lo sucedido en Higuey y San Cristóbal: un señor baleó a su esposa y luego mató a seis e hirió a ocho, todos, gente que encontró a su paso y no tenían nada que ver con él; un militar se suicidó tras tirotear e incendiar la casa de su expareja. ¿Y mañana?

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