La adaptación de actividades productiva y estudiantil al hogar en todo el mundo en 2020 debido al confinamiento impuesto por la pandemia del covid-19, al principio fue cuestión alabada, connotó inspiración, resiliencia individual. Pero el encierro se prolongó como no se esperaba, muchos perdieron definitivamente medios de subsistencia, crisis se agravó, con lo que se viró la sublimación inicial y resaltó un tremendo impacto negativo: incremento de depresión, ansiedad; mayor riesgo de suicidio; más violencia doméstica; deserción escolar, etc. Actualmente pocos mencionan ventajas –escasas- del mayor tiempo en casa, algo que se añade al conjunto de pérdidas totales del coronavirus. Perdimos oportunidad de hacer buena mirada interna, profundizar la conciencia sobre uno, la vida y la familia.

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