Pasa el tiempo, gobiernos van, vienen, y apena ver que en el país las fuerzas del orden y la seguridad no acaban de entender que el ciudadano tiene derecho a la protesta; que el hecho de que un ciudadano se manifieste en algún sentido con una pancarta en la calle no constituye una “amenaza al orden ni a la seguridad nacional”. Se sigue con esa mentalidad trujillista y quien sale a la calle a ejercer pacíficamente su derecho a la protesta por alguna causa, se arriesga a que le atropellen y le encarcelen ilegalmente, un rasgo antidemocrático. Al médico Wazar Gómez le ha pasado ya tres veces en tres gobiernos diferentes.