Es un hecho que en República Dominicana es norma meterse en política con la idea de progresar socioeconómicamente e incluso hacerse rico, pese a que la política debe ser servicio público; quien incursiona en ella tiene que hacerlo con la idea de contribuir a su país o comunidad. Esto significa que nuestra política tiene un problema ético, ante lo cual nuestra actitud no debe ser verlo como algo insoluble y resignarnos, sino que debemos aspirar a cambiar eso. Como expresó el senador José Rafael Vargas, nuestra sociedad tendrá que sacudirse en ese sentido y una esperanza son efectivamente las nuevas organizaciones no necesariamente políticas que abogan por el urgente cambio. Esperar que lo hagan los mismos políticos luce apuesta ilusoria.