Mientras una parte de la dirigencia política nacional reduce su discurso a dimes y diretes que en nada contribuyen a edificar al electorado, la alta jerarquía católica advirtió sobre la necesidad de evitar que la política electoral sea enturbiada por candidatos ligados a actos de corrupción o que hayan tenido en su historial alguna tacha delictiva. El llamado está especialmente dirigido a los electores y no a los partidos, quizás por los antecedentes negativos que se han registrado en el pasado reciente. En rigor, deberían ser en primer término las organizaciones políticas, las que asuman el compromiso de depurar a sus candidatos, librando al electorado de opciones oscuras.

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