1995, una ciudadana estadounidense de origen cubano, amiga mía, tras conocer la capital dominicana: “Muy bonito pero no salí de un atasco”. Y era el paraíso, comparado con la actual congestión en todas las calles. Desde 1996 (gobiernos PLD) buscamos atacar los embotellamientos y organizar el tránsito con obras de transportación masiva como metro y funicular, y viales como túneles y elevados. Aprobamos nueva ley (63-17), de nombre rebuscado. Pero con todo esto, nos quedamos cortos y empeoramos progresivamente. Segundo país del mundo con más siniestralidad vial; grandes pérdidas en combustible y productividad. Algo debe hacer el Gobierno para apaciguar este toro salvaje del tránsito, que no sean cuatro años completamente perdidos. ¿Qué idea tiene el presidente Luis Abinader?

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