Con tanto individualismo y egoísmo en estos tiempos, personas y entidades que no aportan al colectivo y cuyas prioridades son solamente sus propios intereses, hay que agradecer la labor altruista de organizaciones privadas sin fines de lucro, entre ellas las que hacen estudios y articulan estrategias en favor de víctimas inocentes de la violencia. Tenemos el desgarrador fenómeno de los niños que quedan huérfanos por los feminicidios, el cual recibe atención de la Fundación Vida sin Violencia, presidida por Yanira Fondeur. Busca visibilizar el flagelo y por esa vía crear conciencia. Es un aporte importante ante la escalofriante cifra de 385 huérfanos de feminicidios en los últimos cinco años.

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