El test que nació entre una película y una taza de café

Parte II: Las preguntas que vinieron de mí
La mañana estaba en calma, como si el universo supiera que necesitaba silencio. Después de aquella película, no podía dejar de pensar en lo que había sentido. Las preguntas seguían haciendo eco, pero algo faltaba. Así que me senté frente al papel en blanco y dejé que fluyeran las preguntas que yo misma necesitaba responder. Así nació la segunda mitad del test.

Estas nuevas preguntas nacieron de mis propias experiencias, heridas, aprendizajes y sueños. Y terminaron de completar el Test del Amor Verdadero:

¿Confías plenamente en esa persona, incluso cuando no está contigo?

¿Pueden resolver los desacuerdos sin dañarse emocionalmente?

¿Comparten valores fundamentales sobre la vida y el amor?

¿Sientes que te elige todos los días, incluso en la rutina?

¿Imaginas tu vida sin esa persona y te parece incompleta?

Cada pregunta me llevó a revisar momentos, silencios, discusiones, gestos cotidianos. La pregunta sobre la confianza me enfrentó con viejas inseguridades: ¿de verdad confiaba en su ausencia o simplemente lo toleraba? ¿Los desacuerdos nos hacían crecer o solo dejaban heridas mal cerradas?

La número 9, sobre ser elegido cada día, me conmovió especialmente. Pensé en las veces que alguien me había amado solo en los momentos buenos. Y también en esa relación que sobrevivió al tiempo y la costumbre, en la que los detalles no se extinguieron con la rutina.

Este test, como dije antes, no ofrece verdades absolutas. Pero sí puede darte pistas. A veces, responderlo trae alivio. Otras, incomodidad. Ambas son útiles. Porque el amor verdadero no siempre se siente como un fuego.

A veces se parece más a una cobija en invierno, a un silencio cómodo, a un “estoy” dicho sin palabras.
Si al contestar descubres vacíos, no te culpes. Tal vez estás en una relación basada en la costumbre, el miedo, o una versión de ti que ya no existe. Eso no significa fracaso, sino evolución. El test puede ser un espejo. Y como todo espejo, no siempre muestra lo que queremos ver… pero sí lo que necesitamos.

Y si, por el contrario, confirmas que estás construyendo algo bueno, donde puedes ser tú sin temor, celebra. Porque ese amor merece ser cuidado, nombrado, protegido.

Guarda este test. Escríbelo en una carta. Léelo en voz alta. Compártelo con tu pareja o con tu yo del futuro.

Porque el amor verdadero no es encontrar a alguien con quien dormir, sino a alguien con quien querer despertar, incluso en los días difíciles.
¿Te atreves a responderlo?

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