Con el permiso de los entendidos en la información deportiva del país, debo de penetrar en un terreno que es transversal a la vida diaria de los dominicanos, como lo es el deporte, particularmente el béisbol. En más de una ocasión, he conversado de la urgente necesidad de incorporar a nuestro sistema diplomático la figura de un agregado deportivo en algunas de nuestras embajadas.

El deporte es parte fundamental de la vida dominicana, las competencias de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, nos han mostrado la importancia de llevar a un nivel nunca estimado las prácticas deportivas a la vez de incrementar en todos sus escenarios los deportes, pero de manera muy particular, donde el país es un líder natural en el béisbol. No solo por ser la República Dominicana el país de mayor influencia en el mercado del béisbol de los Estados Unidos. La tremenda influencia de nuestros peloteros en el béisbol de los Estados Unidos es tan poderosa, que la opinión de un personaje deportivo que sea admirado en Norteamérica tiene un peso relevante tan extraordinario, que ninguna figura pública o privada del país, alcanza en las redes de comunicación de dicho país. Cada país coloca en la mesa de sus relaciones internacionales el producto de sus mercados internos, con el propósito de atraer potenciales compradores.

A veces, no es solo lo que queremos ser, sino lo que somos. Un batazo de Vlady Junior, tiene más repercusión en la prensa norteamericana, que el discurso de rendición de cuentas del Poder Ejecutivo ante el Congreso Nacional. Los EE. UU. tienen una población, en el 2020, de 332,639,102 millones de habitantes, siendo el tercer país más poblado del mundo. Cerca de un 15 % de esa población habla español; tiene 900 estaciones de TV, con más de 20,000 estaciones de radio, escenarios donde todos los días se habla del béisbol, no haré mención de las estadísticas en el área deportiva, porque son abrumadoras y donde se menciona, casi a diario el nombre de la República Dominicana, como lugar de nacimiento de Juan Marichal, Sammy Sosa, David Ortiz, Pedro Martínez, Felipe Rojas Alou, Robinson Canó, Albert Pujols, Vladimir Guerrero, para solo mencionar algunos. Esta presencia dominicana en ese escenario debe servirnos para reconocer que el béisbol es una verdadera industria que reporta millones de dólares de inversión y millones de dólares de ganancias colaterales. Esa racionalidad económica del béisbol en los EE. UU. impone que el país más influyente en recursos humanos, como es la República Dominicana, reenfoque su visión sobre el béisbol y ponga atención a este fenómeno financiero, deportivo y cultural, para colocarnos de hecho y de derecho en los beneficios directos e indirectos que produce esta realidad.

Es necesario importantizar la tarea de un agregado deportivo en nuestra embajada en Washington DC, para dar seguimiento, dinamizar, explotar y ampliar todas nuestras posibilidades en el área deportiva de los EE. UU. Así como extender esta experiencia a países que desean desarrollar el béisbol y tienen a la Rep. Dominicana como referente, como es el caso de Israel, México, Italia, Corea, Colombia, Venezuela. El potencial de influencia de la Rep. Dominicana, bajo la sombrilla del béisbol de los EE. UU. nos permitiría abrir inversiones en el terreno de los insumos de la industria del béisbol, como son los guantes, bates, pelotas, mascarillas, uniformes, gorras, etc.

Dejémoslo aquí, para luego irnos a lo que significa la salida de jóvenes prospectos dominicanos hacia nuevos mercados del béisbol para imponer en determinados países su experiencia deportiva, con nuevos equipos, nuevas ligas, nuevos horizontes.

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