Hernando de Soto es un economista y político peruano, abanderado de las ideas neoliberales. Bajo su asesoría el gobierno de Alberto Fujimori implementó políticas de austeridad que redujeron la hiperinflación y dejaron atrás lo que se conocía como la “década perdida” en Perú.
El New York Times lo consideró un economista esperanzador para Latinoamérica. Y Margaret Thatcher calificó sus libros como “lectura obligada para los hacedores de políticas públicas”.
Recientemente, De Soto fue invitado a nuestro país por el Centro de Análisis Para Políticas Públicas (CAPP) y ofreció una conferencia sobre el derecho a la propiedad en el Palacio Nacional, en presencia del Presidente Luis Abinader y otros altos funcionarios.
El derecho a la propiedad se refiere a la facultad de disfrutar de los bienes que nos pertenecen y poder transferirlos dentro del marco de la ley. En otras palabras, es el derecho a disponer libremente de “lo suyo”.
El título le da identidad a la propiedad, de igual manera que nos la da una cédula o un pasaporte. Sin ese documento, aunque existamos de manera tangible, es como si fuéramos invisibles.
Sin títulos sobre lo que se posee, sin ese respaldo jurídico, el individuo ni tiene acceso al crédito formal, ni está protegido contra abusos, ni puede transferirlo libremente.
En Latinoamérica, millones de pobres no tienen título. De Soto destaca que la regulación de esta situación y la expansión de la propiedad privada son esenciales para su desarrollo, porque les daría la motivación y las herramientas necesarias para emprender.
Porque es el derecho sobre un bien lo que le da (a ese bien) la capacidad de convertirse en riqueza: “la arena es simplemente arena. La propiedad sobre la arena, la convierte en oro”.
El Presidente aprovechó la conferencia para reafirmar su convicción de la importancia de la titulación, no solo para dinamizar la economía, sino también como un acto de justicia social: “Hay que ver el rostro de esas personas cuando reciben su título, cuando se les dice que ya no tendrán que recurrir al usurero”.
Y destacó que solo en el municipio de Consuelo se han entregado ya más de 8000 títulos, y que su gobierno tiene la firme intención de multiplicar estas entregas.
Lamentablemente estos esfuerzos se opacan con creces con la reforma atropellante que pretende imponer. Una reforma fiscal que no trata de reducir el gasto estatal sino aumentarlo, que no se traducirá en una reducción de la deuda, que incentiva la existencia de un ejército de asistidos (o mendigos), y que le mata la motivación a emprender y esforzarse a los dominicanos de bien. Una reforma que convertirá las operaciones de un Estado ineficiente en un barril sin fondo, que terminará exigiendo a la larga otra reforma, porque esta no será suficiente.
De todas formas, gracias una vez más al CAPP y al ministro Victor Ito Bisonó por sus esfuerzos y aportes tangibles en la promoción de las ideas de libertad económica, y de respeto a la propiedad privada, como elementos fundamentales de las políticas que funcionan, si de lo que realmente se trata es de impulsar a un país hacia la prosperidad.