Señor director. Han pasado muchos años desde que salí de la escuela y la universidad, y en todo ese tiempo, muchas cosas han cambiado drásticamente, mientras otras parecen estar sumidas en un letargo y se han mantenido igual, o peor aún, pudiendo haber mejorado, hemos retrocedido y han empeorado.

Lo que da la impresión de estar correcto, es seguro que dejará una estela de satisfacción a nivel general, y muchas de las cosas que cambiaron nos están causando mucho pesar, lo que me lleva a hacerme estas dos preguntas:

¿Qué tan equivocados estaban nuestros ancestros?

¿Qué tan acertados estamos siendo nosotros en la actualidad?

Las leyes de nuestro país han cambiado muy poco, lo que está sucediendo actualmente es que ya no se respetan ni se sanciona por no cumplirlas, ahora se negocian entre abogados las penas y multas y se tiene la mira en los delitos menores más que en los mayores, en los de la clase baja o los pobres, más que en los de clase alta o los ricos, y ni qué decir en los de la clase de poder económico y social, aquí es impensable sancionar las faltas por graves que sean.

Lo que me lleva a formular otra pregunta

¿Hasta cuándo los privilegios, y la falta de respeto a la vida, y a las leyes, formuladas para una mejor convivencia social?

Nuestra sociedad pidió cambio, y por el momento se están viendo señales de este, lo que hay que esperar es que estos sean en verdad favorables al conglomerado social y no sean más de lo mismo, un baño de cara, dejando todo lo demás sucio. La mayoría queremos apostar a mejores condiciones de vida, más respeto y seguridad y sobre todo más equidad a la hora de tomar decisiones y de cumplir las leyes.

Tenemos un presidente joven, dando muestras de querer ayudar, entregado a la causa de formar una mejor sociedad, no abusemos de sus buenas intenciones, ayudemoslo para que no se haga viejo de pronto y pueda mantenerse unido a su familia, todos podemos participar activamente con nuestro trabajo honrado y buen comportamiento ciudadano, respetando y dando muestras de empatía y solidaridad. Sin rencores, pero con ganas de dejar sentado que “El que la hace la paga”, y no como venganza, si no como enseñanza.

Los cambios son necesarios y hasta imprescindibles, pero las bases morales y de respeto de una sociedad, deben mantenerse inalterables para el bien de la humanidad. No tiremos lo que tanto costó alcanzar, seamos parte del cambio sin avasallar, sin mancillar nuestra bandera y todo lo que representa.

Hay una situación de crisis mundial que amerita atención, pero hay miles y miles de crisis locales que ameritan oxígeno con urgencia, no descuidemos eso, pues de nada nos sirve librarnos de la pandemia, si estamos muriendo envenenados por nuestra propia soberbia.

Como dijo Mahatma Gandhi “Si quieres cambiar el mundo, cámbiate a ti mismo”, o este proverbio chino “Antes de iniciar la labor de cambiar el mundo, da tres vueltas por tu propia casa”.
Idalia Harolina Payano Tolentino
Colaboradora

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