Entre el Gabinete de Salud y el Ministerio de Educación no parece existir, en cuanto al tema de la reapertura de clases en forma presencial, un ánimo compartido. Es como si cada instancia tuviera su propio y diferente criterio en el caso. Mientras en el Gabinete de Salud se refleja un convencimiento absoluto de que la presencia estudiantil en las aulas debe comenzar, en el Ministerio de Educación hay sus dudas, escepticismo, no hay un convencimiento definitivo, como si alguien del trípode (Ministerio, profesores y padres) estuviera ejerciendo presión para que los estudiantes no vayan a las aulas todavía. Luce que entre la jefa del gabinete, la vicepresidenta Raquel Peña y el ministro Fulcar, no hay una completa sintonía.

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