Señor director: Cuando mi madre se fue de vacaciones en la década de 1950 a Irlanda desde Australia, había llamadas telefónicas preestablecidas a casa. Las llamadas fueron a una hora exacta para que toda la familia pudiera estar allí y solo por unos minutos, ya que estas llamadas eran muy, muy caras.

Durante los últimos días, he estado fuera, no físicamente debido a COVID-19, sino por videoconferencias. Realmente no hay ningún costo aparte del uso de algunos datos y cualquiera puede usarlo. He sido uno de los 30 voluntarios discutiendo la semana, uno de cinco en una reunión familiar, uno de seis en un grupo de escritores y pronto uno a uno con mi tutor de violín. La aplicación que estoy usando me permite “retocar mi apariencia”, pero no parece haber una versión de “tocar en sintonía” para tocar el violín.

Uno de los participantes mencionó que solo toma alrededor de un mes para que algo se convierta en un hábito arraigado. ¿El futuro significará que mucha más de nuestra comunicación será virtual o volveremos al contacto cara a cara?

¿De cuántas maneras cambiaremos los hábitos de una vida? ¿La vida será siempre como era, de la misma manera que me gusta?
Quiero que mi vida vuelva a ser lo que era.
Dennis Fitzgerald
Ciudadano

Fracaso digital

Señor director: La República Digital y la UASD se han constituido en uno de los más grandes fiascos del país. Salir ahora que carecen de una plataforma digital eficiente para enseñar a sus alumnos constituye una estafa al patrimonio público y una retranca al desarrollo nacional.

Es doloroso haber invertido miles y millones en ambas del patrimonio público y ver ambas estructuras educativas sin su incrustación en la educación digital en todo el territorio y en todos los niveles educativos como exitosamente lo vienen realizando la gran mayoría de las entidades educativas privadas.

La educación pública está colapsada y de espalda a las exigencias de los nuevos tiempos. El país debe encaminarse a imponer reglas que subsanen ese mal que lacera la educación que amerita los sectores de menos recursos en la ruta correcta que exige el desarrollo y los requerimientos de la sociedad mundial.
Ysócrates Peña Reyes
Director general del CRD

Reforma agraria

Señor director: Al llegar al 58 aniversario, la reforma agraria aporta el 29% de los alimentos que consumen los dominicanos y ha contribuido con la formación de alrededor de 30 mil profesionales, hijos de parceleros, la mayoría antiguos jornaleros que fueron asentados por el IAD.

La reforma agraria fue un hermoso proceso, con éxitos y sus fracasos, que logró poner en manos de decenas de miles de jornaleros tierra de alta calidad, que hoy producen el 35.06% del arroz; 11.53% de la habichuela roja; 22.03% de los plátanos; 18.04% de los guineos; 22.82% del tomate industrial; y 62.58% del ajo, entre otros, incluyendo leche y carnes
Adriano Sánchez Roa
Secretario de Asuntos Agropecuarios del PLD

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