Cuando me preguntaron que si Manny Pacquiao, a sus cuarenta años de edad, estaba en capacidad de derrotar a un rival como el estadounidense Keith Thurman, mi respuesta fue clara y contundente: “Sí, el boxeador filipino peleará con un enemigo diez años menor que él y con calidad probada, pero ya verán en el cuadrilátero cómo ocurrirán los hechos”.
Y en nuestro programa Momentos del Boxeo, que cada sábado (a las dos de la tarde) se transmite por CDN SportsMax, también mi criterio fue categórico y mis compañeros Héctor Gómez y Antonio Tavárez opinaron igual.
En un amplio trabajo que se publicó en este diario unos diez días antes de la pelea montada en Las Vegas el pasado sábado, expuse que la experiencia, disciplina y deseo de demostrar que “todavía no está para el retiro”, Pacquiao tenía amplias posibilidades de salir airoso ante Thurman.
¡Y Pacquiao ganó el combate!
El legendario peleador de las Filipinas, ahora con expediente profesional de 62 victorias, siete fracasos y dos empates (ha noqueado a 39 rivales), silenció a Thurman.
Porque recuerden que Thurman, diez años menor que Pacquiao y con marca de invicto (29-0.22 triunfos por nocaut), tras la ceremonia del pesaje vaticinó que noquearía a Pacquiao en el segundo round. ¡Palabras huecas que cayeron en el vacío!
Le di seguimiento a todo el proceso de entrenamientos del filipino que iba en busca del “súper campeonato welter”, avalado por la Asociación Mundial de Boxeo (AMB) y, además, arriesgaba su corona regular de las 147 libras, también con el respaldo del mismo organismo que preside el venezolano Gilberto Mendoza Jr.
Un punto importante: Pacquiao, en el primer asalto, sorprendió a Thurman al llevarlo a la lona con un volado golpe de derecha. Ese golpe, que agarró mal parado al estadounidense, tal vez fue determinante para la victoria del púgil asiático.
Los siguientes cuatro rounds fueron claramente para Pacquiao quien, a sus 40 años, mostró unas condiciones físicas extraordinarias y con velocidad “espantosa”. Velocidad de manos y piernas. Este pequeño gigante de los ensogados frenó a Thurman.
