Que nadie lo dude. ¡Ni siquiera los más escépticos!
Que nadie lo ponga en tela de juicio de que Manny Pacquiao, el extraordinario boxeador filipino, sigue activo y con aires triunfalistas.
Y una prueba de lo que afirmo es que hace una semana firmó un contrato con el magnate Al Haymon. El convenio consiste -básicamente- en que Haymon, el eterno consejero y socio de Floyd Mayweather, organizará por lo menos dos peleas en las que Pacquiao estará en acción.
Desde luego, serán combates de gran trascendencia en los que por lo menos uno deberá ser por un campeonato mundial.
Pacquiao, único (en la maravillosa historia del boxeo profesional) ganador de ocho coronas mundiales en otras tantas divisiones, desde la del peso mosca hasta la los medianos juniors, ya se alista para cumplir con una de esas dos reyertas.
Es la que protagonizará con Adrien Broner. Y esa pelea lo más probable será por el cetro welter de la Asociación Mundial de Boxeo (OMB) en poder de Pacquiao.
Cuando se dé ese pleito escribiré, sin nada de miedo, que el filipino ganará y después irá en busca, y es lo que anhela Haymon, de una pelea de revancha con Mayweather de quien perdió fácil el dos de mayo de 2015 en Las Vegas, Nevada.
Como lo publiqué hace tres semanas en esta misma columna, esa es una pelea que no tiene importancia, “no tiene razón de ser”.
Pero, ¿podría ser?
No obstante, no debemos descartar del todo de que Pacquiao Mayayweaher vuelvan a contender.
Mayweather, quien ya cumplió 41 años de edad, es un “mago” de la publicidad. Además de su estelaridad en los ensogados, saber mercadear sus combates. Pero lo que importa es que Pacquiao sigue activo. Es un guerrero, un histórico peleador que nunca se rinde.
Pronto lo volveremos a ver cruzando los guantes, enseñado toda su capacidad, bravura y seriedad como gran atleta.
Ver a Pacquiao encima de un cuadrilátero siempre es agradable. Ya lo vimos, en su regreso, derrotar con facilidad al estelar peleador argentino Lucas Mathysse a quien, de paso, mandó al retiro.
