La política como espectáculo sigue de moda, pero definitivamente no todo tiene que ser parte del mismo. Hay muchos asuntos que se manejan en la sombra y dentro de la táctica de la discreción mínima. Por ejemplo, lo relativo a los “cuartos” que tanto gustan a quienes manejan la “logística”, y que muchos definen como clave para garantizar “la victoria”, es siempre objeto de manejo discrecional. Anunciar que parte del dinero recaudado por un candidato presidencial será distribuido entre todos los aspirantes municipales fue un desacierto, no sólo por aquello de que ahora todo el mundo está esperando lo suyo, sino por las implicaciones. Y lo peor, la bendición que recibió del número uno. ¿Qué pasó?

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