En medio de los zarandeos a que está sometida la iglesia católica en el continente americano por las corrupciones de muchos de sus miembros, tanto, que los obispos de Chile debieron renunciar en masa por los abusos de sacerdotes y clérigos en general contra inocentes de todo tipo, la cúpula dominicana se empeñó en celebrar un masivo día de Corpus Christi. Hay quienes vieron en la ocasión una vigorosa expresión de reafirmación cristiana en Santiago y Santo Domingo Este, al lado del Faro a Colón. También una demostración de fuerza. Es decir, algo así como “la iglesia sigue viva, y fuerte”. Pero se pide justicia: la celebración no lava los pecados. La justicia debe hacer lo propio. ¿Se escuchó?

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