La campaña electoral cierra esta medianoche. Es cuestión de horas para que se abran las urnas, momento en el que todo buen dominicano depositará su voto esperanzado en que la jornada culmine en un ambiente de tranquilidad. Son cosas del pasado, aunque quedan atisbos, los designios catastróficos e infundir temor. Ya no hay espacio para las mentes enfebrecidas que amenazaban con dar “candela” si había “fraude”. A propósito, un sano consejo a los que alientan la vocinglería: constituye una mala jugada apostar a lo incierto, a lo desconocido, y crear incertidumbre. Para esos va el siguiente proverbio bíblico: “Los llamé y me rehusaron. Extendí mi mano y no me hicieron caso. Yo me reiré de su desgracia y me burlaré cuando les alcance el terror”.