Es curioso cómo Gianluca Grippa, embajador de la Unión Europea (UE) en el país, racionaliza la falta de solidaridad de los países del primer mundo frente a las naciones pobres con el suministro de las vacunas contra el covid-19. Sugiere que no es cuestión de falta de cooperación, sino de que para recibir los antígenos, se requiere de alguna organización, lo que es obvio. Su razonamiento, según registra el periódico “Hoy”, es algo especial: “De nada sirve enviar vacunas que después no pueden ser suministradas, porque después no hay donde refrigerarlas, por lo tanto, esta parte es esencial para poder realizar el plan de vacunación, que algunos países la tienen y otros no”. ¡Es que somos selváticos!

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