Jessica Bonifacio. La tinta para escribir el lienzo en blanco
Jessica Bonifacio. La tinta para escribir el lienzo en blanco

Los años pasan y cada diciembre es diferente. Hay unos que fueron llenos de risas, y otros de nostalgias. Con esto vamos aprendiendo que lo que verdaderamente cuenta no son los regalos que podamos recibir, sino la salud que poseemos, la felicidad que cultivamos y, sobre todo, las personas que amamos y que nos rodean.

Por los constantes cambios de la vida, en la adultez, nos percatamos de que ya hay sillas vacías. Éstas nos recuerdan, especialmente en Nochebuena, que la vida es efímera, y que cada encuentro, cada risa compartida, cada abrazo, es un regalo.

Mientras en esta velada, la mesa se llena de platos siempre habrá una ausencia que se siente hasta lo más profundo de nuestros corazones. Esas sillas vacías no solo simbolizan momentos que ya no volverán, risas que se han apagado y voces que se han silenciado, sino que también nos ofrecen la oportunidad de valorar lo que tenemos en este momento. Nos recuerdan la importancia de apreciar cada instante, de vivir el presente con intensidad, y de honrar a quienes han partido, quienes dejaron una huella imborrable en nuestras vidas.

Cada año, al sentarnos alrededor de la mesa, la falta de aquellos seres queridos se siente con particular fuerza, y la tristeza y la alegría parecen entrelazarse en un mismo abrazo.

En estas fechas, es inevitable estar entre la felicidad y la tristeza. Y es que, aunque el dolor nunca desaparece del todo, podemos encontrar consuelo en el amor que compartimos.

Así que en esta Nochebuena, alzamos nuestras copas no solo para brindar por quienes están con nosotros, sino también por quienes nos han dejado. Que su memoria nos inspire a amar más, a reír más y a valorar cada momento, porque al final, eso es lo que realmente importa. Las sillas vacías son un recordatorio constante de que el amor trasciende las barreras del tiempo y el espacio, y que siempre habrá un lugar para ellos en nuestros corazones. Que cada Nochebuena, a pesar de las ausencias, sea una celebración de la vida, un homenaje a los lazos que nos unen y una invitación a seguir creando recuerdos junto a quienes aún compartimos el camino.

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