La gente solo habla de lo duro que entra enero tras el derroche de diciembre y de los “180 días” que le adjudican que dura, y en menor medida, de lo bueno y lo bonito que trae.
A esa conclusión llegamos mi padre José Manuel Bonifacio Ramos y yo durante una conversación muy amena. “Enero tiene algo especial”, me dice. Entre risas le respondo -¿Y no será porque cumplo años? – “Además de eso, tiene algo especial. Es una época de reflexión, de calma y de oportunidades. Lo que significa que naciste en un buen mes”, manifestó.
Partiendo de ahí, hicimos un balance de las cosas que han tenido un comienzo en esta temporada: dejar malos hábitos como fumar y beber, para implementar rutinas saludables como la fitness. ¿Qué decir de muchas de las metas logradas?, la mayoría se formulan y se emprenden en enero. ¿Quién nos hizo creer que es un tiempo extremadamente malo y lleno de carencias?, por el contrario, diría que es un mes de abundancia, porque todos, todos en algún enero, nos llegaron ideas de aquello que queríamos lograr a corto o largo plazo. Mientras que lo que no se alcanzó fue porque no se le dio el tratamiento correcto, se abandonó a mitad de camino, era irreal, se nos salió de control o tenemos una vida desorganizada.
Otra particularidad de enero, es que en múltiples ocasiones, hay personas que dicen que cuando finalice el 31 de diciembre y den las 12:00 de la madrugada del 1 de enero del nuevo año cerrarán ciclos, dejando atrás lo tóxico, que aunque cuesta, se sale adelante.
Ya van 18 días transcurridos, y de seguro que en alguno de ellos te has propuesto algo, que pondrás en marcha durante los meses venideros, así que no te rindas, y si no lo has hecho, ¿qué esperas? Enero sigue siendo un buen momento para reflexionar y encaminarnos hacia donde queremos. Tómate un momento a solas y descubre si te encuentras en el lugar donde quieres estar; si es así, agradécelo, si no, muévete, y haz cambios importantes para cambiar tu situación, sin culpar a enero.