En la vida hay algo que siempre marca la diferencia: la acción. Puedes tener grandes ideas o intenciones, pero si no se traducen en hechos, no cuentan. Por ejemplo, un colaborador no necesita adornar su trabajo; su compromiso se nota en los resultados. Lo mismo ocurre con las relaciones y en la política: no basta con palabras. El amor se demuestra desde el respeto, la empatía, la comprensión, y un sinnúmero de etcéteras. Y en la política, ya no podemos conformarnos con discursos. Un buen líder se reconoce por sus decisiones, no por su oratoria. Si quieres conocer a alguien de verdad, no te dejes llevar por lo que dice; observa lo que hace. Tápate los oídos y abre bien los ojos. Porque los cambios reales no vienen de lo que se dice… vienen de lo que se hace.

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