La suspensión del director general de Correos ha enviado un mensaje positivo a la sociedad porque, independientemente de lo que finalmente prueben las investigaciones, el Gobierno muestra una inusual sensibilidad para actuar contra el peculado.

Se ha hecho lo propio en otros casos, con funcionarios separados de sus cargos por denuncias de irregularidades, con lo que pudiéramos estar pasando la página del reino de la impunidad.

Quizá comencemos a trillar un camino diferente a cuando abundaban las denuncias que la población miraba con indiferencia, porque no había reacción ni tampoco sanción.

Que el Ministerio Público complete sus investigaciones y que los tribunales de justicia sepan encaminar cada caso son otras quinientas, pues de lo que se trata es de resaltar que esta vez no ha habido intención de apañamiento y que el Gobierno aparenta demostrar a sus funcionarios que no se apadrinará lo mal hecho.

No es que necesariamente asistamos al punto de partida para el adecentamiento de la vida pública, pero al actuar contra sus propios funcionarios sin que se trate de retaliaciones, quizá la lucha contra la corrupción deje de ser una caricatura con la que se reduce este complejo fenómeno a un escarceo mediático para mortificar a predeterminadas personas.

Con tantos expedientes en curso desde que asumió esta administración, talvez se llegue a una sanción emblemática que signifique el punto de partida para el principio del fin de la impunidad.

Satisface que con cada denuncia de cierta consistencia el Gobierno, a través de sus entidades responsables, no se haya quedado de brazos cruzados y también que hasta ahora el Ministerio Público esté pasando sus primeras pruebas.

Ojalá que esta etapa de la vida nacional lleve a la población a creer, porque la vida ha enseñado lo contrario, que para personajes de cierto nivel social no hay celdas cuando delinquen.

No queremos culpables de antemano ni tenemos corruptos favoritos, sino que la norma general debiera ser lo que la ciudadanía espera, que en juicios de fondo haya sanción, porque su ausencia se ha erigido en un baldón que insulta la conciencia nacional.

Posted in Editorial

Más de opiniones

Más leídas de opiniones

Las Más leídas