Agresiones al Arturo Grullón

El gobierno se esfuerza en construir y reconstruir infraestructuras hospitalarias, equiparlas y también mejorar las condiciones salariales de los médicos y el personal auxiliar. Eso es plausible, pero inexplicablemente algunos de esos establecimientos&#

El gobierno se esfuerza en construir y reconstruir infraestructuras hospitalarias, equiparlas y también mejorar las condiciones salariales de los médicos y el personal auxiliar. Eso es plausible, pero inexplicablemente algunos de esos establecimientos están expuestos al cataclismo de estos tiempos: la inseguridad. ¿Cómo entender que el personal de un hospital infantil sea víctima de agresiones de bandas de criminales, que reclaman la prestación de servicios por la fuerza?

Lo primero que debe cuestionarse es cómo un grupo de delincuentes puede llegar hasta una sala de emergencia e imponerse mediante actos de fuerza, totalmente destructivos, como acaba de ocurrir, una vez más, este fin de semana, en el hospital infantil Arturo Grullón de Santiago.

Las bandas de jóvenes que se pelean entre sí, delincuentes, que reclaman atenciones en un centro que no les es propio, diseñado para atender infantes, imponen “su ley” en un ambiente de terror.

¿Cómo ocurre? La queja de la directora Rosa María Morel es que el equipo de protección es insuficiente.

La agresión de este fin de semana es la quinta que sufre el hospital Arturo Grullón en poco tiempo. Son tígueres heridos de balas, puñales, machetes o botellas a consecuencia de enfrentamientos, y sus secuaces pretenden que sean atendidos en un hospital infantil.

Las agresiones frecuentes se atribuyen a la cercanía del hospital a barrios “muy vulnerables” donde se imponen los más aguerridos portadores de “saca hígados”, chilenas y pistolas, los mismos dueños de los mejores “puntos de drogas”, donde la presencia policial es excepcional.

Digamos que esa es “la ley del barrio”, pero la autoridad no puede ser tan débil que el dominio de los criminales se extienda hasta las mismas salas del Arturo Grullón.

Eso es inaceptable. Las autoridades, si no pueden con la delincuencia de los barrios, que al menos refuercen la seguridad del centro hospitalario.

El Ministerio de Salud y la Policía Nacional pueden, si quieren, resolver ese problema con un mínimo de voluntad. Tienen los medios para hacerlo.

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